El Candil: apuesta más allá de las letras

POR GARY GUTIÉRREZ

 

Tras la apertura de la librería El Candil, Luz Nereida Pérez y Tamara Yantín han dado vida a una novel peña que consolida por igual a amantes de la literatura, el café y la tertulia.

Como ilustra la canción “Pioneros” del cubano Silvio Rodríguez, hay cosas que nos remontan a lugares mágicos, idealizados. Puede ser cualquier cosa. En el caso de Silvio fue una canción, pero puede ser una comida, una bebida, un aroma o una foto.

Para Tamara Yantín Ayala, copropietaria de la Librería el Candil, son los libros el agente catalítico para la nostalgia, el recuerdo y la fantasía.

Y su relación con ese conjunto de hojas de papel donde, citando a Silvio, se guardan raíces y luceros no es de extrañar.

Siendo hija de una maestra, la casa donde creció siempre estuvo llena de libros. Bueno, siempre hasta el año 1992 cuando un incendio devoró, junto a sus libros, lo que hasta ese entonces fue su hogar.

Más tarde, como quien se reencuentra con un viejo amor, Tamara retomó su relación -su pasión- cuando comenzó a trabajar como secretaria y custodia de los tesoros encuadernados del otrora bufete Malavet Vega y Ayoroa Santaliz.

La experiencia de manejar las múltiples publicaciones que su exjefe Pedro Malavet Vega producía y produce desde su oficina de abogado, la llevó a desarrollar sus habilidades y a convertirse en la encargada de la casa publicadora Mariana Editores, empresa que manejaba junto a Rafael Emmanuelli y a Elena Colón Parrilla.

Es así como la apertura de la librería El Candil en Ponce se convirtió en la más reciente página de esta novela de amor que se gestó cuando de niña abrió por primera vez aquel enorme ejemplar hermosamente ilustrado de El Quijote, el santo grial de la biblioteca de su mamá.

A solo semanas de su apertura oficial, el nuevo retoño de Tamara Yantín ya es un espacio de encuentro y compartir que enamora inmediatamente

Por supuesto, la apertura de esta librería no solo se logró con sueños.

Su éxito como publicadora, su capacidad de trabajo, su calidad de ser humano y su honestidad como comerciante fueron suficiente razón para que el legendario librero riopedrense Norberto González y la reconocida escritora Luz Nereida Pérez se embarcaran junto a Tamara en la quijotesca aventura de abrir una librería, aun en medio del panorama económico que vive el pueblo de Ponce.

Al igual que aquel caballero de triste figura contó con la ayuda de su fiel escudero, al parecer Tamara cuenta con muchos sanchos a seguirle en su batalla contra los molinos.

Una de esas incodicionales es Elena Colón Parrilla, quien como doctora en Negocios Internacionales ahora asiste a Tamara como una de sus asesoras en mercadeo.

Precisamente, porque la situación en la economía no es la más alentadora, el ojo de Colón Parrilla estuvo muy pendiente del montaje de este proyecto. “Desde su concepción, el proyecto se realizó con mucho cuidado, prudencia y sobre todo con los estudios de mercadeo necesarios para hacer posible el éxito del mismo”, aseguró la académica.

No en balde, a solo semanas de su apertura oficial y siguiendo el plan trazado por Colón Parrilla, El Candil ya es un espacio de encuentro, tertulia y compartir que enamora inmediatamente a quienes lo vistan.

Una breve mirada al lugar es suficiente para constatar cómo desconocidos se convierten en comunidad hablando de libros, de sus contenidos, recomendándose lecturas pasadas y comentando junto a un café sobre cuanto tema uno se pueda imaginar..

Por su parte, Orlando Planchart, un matemático enamorado del café, profesor universitario, poeta y autor que ya ha hecho de El Candil una costumbre dominguera, no pudo disimular su entusiasmo al explicar la importancia de puntos de reunión como este.

“Uno aspira a vivir en ciudades que tengan espacios como este, que sea un lugar de encuentro, no solo con los libros, sino con los amigos de los libros”, sentenció.

El espacio concebido para la lectura, la música, el buen café y la tertulia ubica en Plaza Vilariño de Ponce.

Por su parte, Mauricio Planchart, hijo de Orlando y experto en tecnología educativa, redes sociales y publicaciones en la Internet, explicó cómo en la era digital lugares como El Candil siguen siendo tan importantes como en los siglos pasados, “pues son espacios que generan un intercambio que no se da igual en la red”.

Por supuesto, El Candil no es solo una catedral para intelectuales. Durante la semana laboral la diversidad de uniformes escolares y hasta la presencia de grupos que junto a sus maestros ya usan el espacio como salón de clase, dan fe de que la lectura está “vivita y coleando” en nuevas generaciones.

Mas en términos sociales, el desarrollo de negocios como El Candil en lugares deprimidos económicamente -como pudiera ser el sector aledaño a las calles Sol y Unión- son una “bocanada de aire fresco y una apuesta a la esperanza para mi calle y mi comunidad”, explicó Ramón Soto Martínez, vecino del sector, comerciante y sicólogo social.

Por su parte, Carmen Inés Rivera Lugo, quien también es sicóloga social, explicó la importancia y el potencial sicosocial que tienen lugares como este. Para comenzar, por las conversaciones y reuniones que en ellos se producen, de donde salen los grandes cambios sociales y revoluciones de la humanidad, comentó con la picardía que le caracteriza.

…No obstante el entusiasmo, Rivera Lugo alertó que la importancia social que pueda tener El Candil dependerá en alto grado del apoyo que Tamara reciba de los “sanchos” que le acompañen en esta “quijotada”.

“Estos espacios solo son liberadores siempre y cuando el pueblo se sienta con derecho a poseerlos y usarlos”, sentenció ya con una mira más seria, quien llamó a Tamara y a sus sanchos a salir a la calle y reclamarle al público que vengan y utilicen el lugar organizando tertulias y encuentros.

En fin, que lejos de solo ser una empresa comercial o el sueño de una niña que aprendió de muy joven a viajar mediante la palabra escrita, para muchos El Candil perece ser la apuesta a que otro Ponce es posible.

0 Comments