“Si escoges payasos para dirigir, porqué te quejas de que vives en un circo” Gary Gutiérrez 2022
Por Gary Gutiérrez
Librería El Candil de Ponce el sábado de 28 de enero 2023

Hace poco menos de un mes, en medio de una conversación sobre el contenido del programa Temprano en la Tarde, Cepeda cambió el tema y me informó que nos tocaba presentar el nuevo libro de Hiram Sánchez Martínez: HAY DOS CUERPOS EN LA NEVERA Y OTROS CRÍMINES. Según el compinche, Tamara nos lo pidió y él en nombre de los dos accedió. Fue así como, con ese espíritu democrático, me vi interpelado a participar de esta charla.
Admito que, de primera intención, la idea de adentrarme en las interioridades de la violencia y la criminalidad no me sonó atractivo. Por casi tres décadas, como reportero vi, viví, o me enteré en detalles de suficientes tragedias como para cumplir con mi cuota de por vida.
De igual manera, el Tribunal, ese ecosistema dónde se desarrollan los relatos compilados por Sánchez Martínez nunca fue un lugar amigable para mí. Incluso, más allá del trabajo de reportero, las pocas veces que tuve que acudir al Tribunal, que no es decir que me llevaron pues eso serían otros veinte dólares, no tuve buenas experiencias.
No obstante, tratándose del trabajo del honorable Hiram Sánchez Martínez, persona a quien distingo y con quien me encanta conversar, sabía que la experiencia de leerle no podría ser tan mala. Después de todo, me disfruté y siempre recomiendo todo lo que he leído de su pluma, o para el caso de su computadora.
El asunto es que, con mis prejuicios a cuesta, disciplinadamente me adentré en el contenido de HAY DOS CUERPOS EN LA NEVERA Y OTROS CRÍMINES, relatos inspirados en casos reales del amigo Hiram Sánchez Martínez. Son unas crónicas basadas en las notas, los recuerdos y sus experiencias como juez, publicadas al final del 2022 bajo los sellos de Editorial Hache Silente y, TAINDEC (Casa Yaucana: Taller de Investigación y Desarrollo Cultural, Inc.).
Como introducción a este trabajo de 204 páginas en encuadernación rustica que incluyen prólogo, las narraciones, reflexión final y agradecimientos, el licenciado Alberto Medina Carrero, quien además de editor de los trabajos de Sánchez se confiesa coconspirador en la provocación de esta publicación, nos dice:
“A ese goce estético [la lectura de una intriga bien narrada] hay que añadir el de leer un texto que alecciona y esclarece el tema general de la administración de la justicia y vertiente judicial en particular. El libro ofrece la oportunidad única de asistir al salón de sesiones del tribunal a través de la mirada escrutadora de un juez que nos hace participe de sus impresiones y su apreciación de la prueba. En ello hay una gran franqueza en lo personal y en lo institucional, acerca de los límites y las limitaciones dentro de las cuales se dan los procesos para intentar hacer justicia”.
Ya con está introducción, se va dejando claro que este escrito no solo se trata de narrativas criminales tipo viejo Vocero, sino que son relatos donde el personaje principal es el juez y su proceso interior para juzgar las, muchas veces grotescas, acciones humanas que se plantearon ante él.
Es así como, recordando los procesos de seis casos criminales y dos civiles, el distinguido amigo Hiram se despoja de su toga y se baja del estrado para compartir con los y las lectoras su intimidad. Sus impresiones, la forma en que controlaba sus preconcepciones, como mantenía la disciplina, y “corría” su sala, su sorpresa ante la crueldad e insensibilidad de los seres humanos y sobre todo sus corajes y frustraciones ante las injusticias e indiferencia de un sistema regido por la burocracia y el frio contexto legal.
Tras leer estos relatos, realmente tengo que agradecer a Cepe y a Tamara por “obligarme” a examinar este trabajo de Sánchez Martínez. Las horas que dediqué a esta tarea se convirtieron en una especie de tertulias con Hiram, que evocaron las muchas tardes que pasé en este recinto conversando con el maestro Pedro Malavet, mis tertulias telefónicas con el amigo Luís Zambrana, o las peñas intercambiando historias con los colegas y hermanos Reinaldo Millán y Miguel Rivera Puig.
De paso y como nota al calce, la narrativa que encierra este provocador trabajo también me evoca el tono serio y sobrio del podcast CrimePod Puerto Rico editado por el criminólogo Armando Torres.
Volviendo al tema que nos ocupa, en la cautivadora narrativa Sánchez Martínez maneja y comparte las trágicas historias que conforman sus relatos de forma muy balanceada meciéndose entre la frialdad analítica que en nuestra machista cultura se relaciona con “lo masculino”, y la sensible empatía que se vincula a “lo femenino”. Ciertamente, este balance apunta a lo maduro del pensamiento del letrado.
De sus dedos sobre el teclado surgen unas historias que me cautivaron por las intensas recreaciones de los trágicos incidentes que luego terminaron ante su consideración como magistrado. Al igual que los trabajos del amigo y también abogado Hiram Lozada Pérez, los escritos recogidos en HAY DOS CUERPOS EN LA NEVERA Y OTROS CRÍMINES, serían excelentes guiones para televisión, cine o para alguna serie de Netflix.
Estipulando que ni remotamente soy experto en literatura, al leer las primeras páginas de cada relato en las que el letrado da rienda a su creatividad “recreando” diálogos y descripciones en torno a cómo se suscitaron los trágicos hechos, vino a mi mente las pocas cosas que leí del gigante Leonardo Padura. Admito que, en más de una ocasión, mientras leía las narraciones en que Sánchez introduce los casos trabajados por el ficticio agente del Cuerpo de Investigación Criminal (CIC) Jaime Fullana, esperaba la intervención o interrupción del veterano detective cubano Mario Conde.
En fin, que cuando viene al relato negro y la crónica roja, estoy seguro de que el distinguido letrado se hubiera sentido muy cómodo en la vieja redacción de El Imparcial o en la de El Vocero de los años ochenta, y que el legendario Pedro Julio Burgos, editor general de ambas publicaciones, hubiera tenido en gran estima sus crónicas.
Pero, a pesar de lo fuertemente realista y crudas de algunas de las narrativas, lejos de ser sensacionalistas o amarillistas los relatos de Hiram Sánchez no dejan de estar acompañados por claras críticas al mal llamado sistema de justicia criminal, así como al gobierno en general.
Entrelazadas en las crónicas, el refinado autor incluye sutilmente, o directa y de forma severa en ocasiones, críticas a la infraestructura y las políticas sociales del país. Desde la poca iluminación que sirve de refugio a la delincuencia en nuestras calles, los excesos de quienes sirvieron o tienen conexiones en agencias de seguridad pública o privada, y hasta la dejadez burocrática de las agencias que se supone velen por los y las más vulnerables, son objetos de la crítica del veterano jurista.
Crítica de la que no escapa la Policía de Puerto Rico. Aun cuando Sánchez Martínez en más de una ocasión deja claro su respeto por el trabajo de los y las investigadoras, este no deja de apuntar la falta o mal uso de recursos y la carencia de supervisión que por décadas permea y hasta en ocasiones define esa agencia.
Me estuvo curioso, por ejemplo, como en unos de sus relatos Sánchez describe y critica la falta de profesionalismo en las escenas criminales. En una de las narraciones, el letrado explica cómo, sobre todos en los casos de alguna notoriedad, los acontecimientos atraen el “noveleo” por parte de agentes de la Policía que no tienen nada que ver con la escena o a la investigación, y cuya presencia parece responder más al morbo que a otra cosa. Al leer las críticas a este asunto, recordaba los corajes del amigo Héctor Rodríguez, quien era coronel de la uniformada y a quién en más de una ocasión vi amenazar con acciones disciplinaria a todos los agentes que se aglomeraban en torno las escenas criminales sin tener competencia en la mismas. Al igual que su tocayo Hiram Lozada, con detalles como estos Sánchez demuestra su conocimiento de lo que “pasa en la calle” y de “cómo son las cosas”.
En alguna ocasión, y esto lo he dicho muchas veces, escuché a alguien, no estoy claro si fue a Benedetti o Umberto Eco, decir que las obras maestras lo son cuando permiten leerse a diferentes niveles.
Si tomamos esta premisa como máxima, se puede decir que HAY DOS CUERPOS EN LA NEVERA Y OTROS CRÍMINES, está, o está muy cerca de esa categoría. Estos relatos nos pueden divertir como meros cuentos policiacos llenos de intrigas y sorpresas. Pero igual, para quienes tienen ojos para ver, como dicen que dijo el rabino de Galilea, estás narrativas son una puerta para entender ese complejo mundo del Tribunal y de la llamada Justicia.
HAY DOS CUERPOS EN LA NEVERA Y OTROS CRÍMINES realmente es un pase de “backstage” a ese mundo de grises y figuras amorfas que es, o debe ser, la mente de quienes en la sociedad tiene la terrible tarea de exigir responsabilidad en nombre todos a los que, por una razón u otra se desviaron de las normas que, justas o no, rigen nuestra convivencia. Tarea que se hace más difícil y compleja cuando la misma incluye pasar esa factura social desde la protección de los derechos y la dignidad inherentes a esos seres humanos juzgados o convictos. “Menuda tarea” dirían los peninsulares.
En medio de ese ejercicio de auto observación, nuestro amigo jurista aprovecha para constantemente explicar los complejos procesos y estatutos legales que rigen y limitan al juez o jueza en la toma de decisiones y en el intento de ser justo al conducir los trabajos judiciales. La importancia del manejo de las mociones que de forma simplista llamamos “tecnicismos legales”, las interioridades operacionales del Tribunal, así como el rol de los jurados con sus miedos, ignorancias, sus prejuicios y su sabiduría pueblerina, pero sobre todo desde el sentimiento de intimidación que los legos sentimos ante el adversarial proceso jurídico, son parte de estas narraciones.
Es así como, el libro HAY DOS CUERPOS EN LA NEVERA Y OTROS CRÍMINES surge como una autorreflexión y una mirada al examinador y al proceso que lo limita. Es decir, estos relatos son una mirada desde el tiempo al observador observando, al juzgador juzgando. Un valiente proceso de juzgar sus juicios y decisiones a la luz de décadas pasadas. ¡BRAVO, MAESTRO!
Admito que, tras disfrutar la lectura de los relatos compilados por Sánchez Martínez, el Tribunal sigue siendo un espacio inhóspito para mí. Pero igualmente acepto que ahora me es más fácil entender y aceptar su rol, pues al parecer, en ocasiones hasta los y las juezas pueden tener los mismos sentimientos.
Para terminar, como dice el autor en uno de sus relatos: “Derecho y Justicia no siempre andan de la mano”. Esa es una desgracia con la que aparentemente se tiene que aprender a sobrevivir, aun cuando nunca nos deje de molestar y nunca se deje de combatir.
Maestro Hiram: Gracias por una semana de conversaciones y tertulia desde la intimidad de la lectura….
¡SALUD Y RESISTENCIA!

Tras unos 8 años sin viajar fuera de Puerto Rico, me aventuré a visitar lo más cercano que tengo a hijos y nietos. Estos viven en Atlanta, Georgia y en Bluffton, Carolina del Sur. Es así como llegue a ese espacio que estadounidenses llaman el “deep south”. Sitio que ya había visitado y que, aun con la inseguridad que me causa su racista historia, admito que es de los mejores sitios para disfrutar de buena comida.
Como siempre que viajo, pensaba compartir mi experiencia en escrito. Sin embargo, en esta ocasión, el amigo Manolo Matos me invitó a compartir lo vivido durante el viaje en su podcast de historias llamado Cucubano.
Así pues, en vez de redactar una crónica, por aquí les dejo el enlace para que escuchen la conversación.
Para escuchar Crónica de un viaje de colesterol en Cucubano










HARBOUR TOWN BAKERY & CAFÉ



Wasabi of Bluftton:



















Hay experiencias que, aún a los más cinicos nos reafirma la fe en la humanidad, esta historia es una de esas.
Durante una cotidiana visita al supermercado, tras ver mi bulto Wenger, lleno de entusiamo mi carnicero de confianza me dijo: «yo tengo una navaja de esas».
Cuando la sacó resultó que era mi Explorer. La misma navaja que perdí unos cinco meses antes durante unos de eso días de gestiones y reuniones.
Le pregunté, tras decirle que era mi navaja perdida, dónde la consiguió. Me dijo que se la había regalado su novia, que también trabaja en el mercado.
En fin que no pudiendo probar que era mi navaja, con dolor en el alma, lo dejé allí y no se habló más del asunto.
Sin embargo para mi sorpresa, durante mi visita al mercado el día siguiente me dijo que la novia le confirmó que sí, era una navaja que habían encontrado limpiando el mercado y que tras tres meses en el cajón de las cosas encontradas, como la iban a botar, ella la rescató.
Así y en un acto de caballerosidad y honestidad, sacó el filo y me lo devolvió.
Movido por la acción, recibí mi EXPLORER personalizada con humildad y con un taco en la garganta.
Sin embargo, aun ante la alegría que me causó rescatar la navaja que llevé a diario por mas de 4 aÑos, y pensando en el entusiasmo original con que el carnicero me enseño «su navaja», saqué la EXPLORER nueva que había comprado para sustituirla la personalizada y se la regalé.
Después de todo, esta afición de coleccionar filos, no solo se trata de coleccionar navajas. Se trata de acumular amistades y compartir experiencias.
¡SALUD Y RESISTENCIA!
Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación, de Francisco Concepción Márquez, presentado el 13 agosto 2022 en la Librería El Candil, Ponce Puerto Rico

PARA VER LA PRESENTACIÓN EN VIDEO
excusas por los problemas técnicos
Por: Gary Gutiérrez
Adentrarme en el trabajo de Francisco J. Concepción Márquez fue, como diría Silvio en otro contexto, regresar a un lugar donde “habitan raíces y luceros”.
El comienzo de la década del 1970, cuando en séptimo grado un maestro de apellido Maldonado me expuso al trabajo de Roy Brown, comenzó mi desarrollo como observador socio político.
Las letras de aquella, para mí, nueva forma de cantar se unió a las noticias sobre la criminal guerra contra el pueblo del Vietnam, a las notas de prensa que hablaban de la independencias de los países con nombres extraños en África, a las crónicas de la brutalidad del populismo fascista latinoamericano y al surgimiento de una nueva forma de mirar a las historias sobre un mítico rabino de la Galilea romana.
Por supuesto, al leer el trabajo que hoy nos ocupa, vinieron a mi consciencia las noticias e imágenes de las luchas que por la reivindicación de sus existencias dieron las otredades en Estados Unidos. Es decir, la lucha que daban los negros, los chicanos, los originarios y por supuesto los puertorriqueños de la banda de allá.
Estoy claro que esa década forjó mi identidad y la forma en que todavía miro la sociedad.
Así, el trabajo de Francisco J. Concepción Márquez que nos ocupa en el día de hoy me hace tomar conciencia de cómo, un lustro antes de que yo comenzara a mirar críticamente el mundo, otros jóvenes que no vivían en la isla y que no se criaron con el mismo privilegio socioeconómico que yo, forjaron sus conciencias.
Me refiero al libro: Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación. Una publicación de 382 páginas que nos presenta los sueños, aspiraciones y pesadillas de un grupo de jóvenes que, emulando a otros igualmente marginados, tomaron prestadas las enseñanzas de un carismático líder negro por un lado, y los saberes de unos curas radicales por el otro, para alzarse como encarnación política de los sueños frustrados de sus padres y su comunidad. Una visión política que partía de la necesidad de la independencia para gobernarse, pero que no necesariamente aspiraban a la formación de un estado liberal burgués como lo pensó Betances, ni a una nación independiente fundada en las narrativas históricas eurocéntricas como las que nos habló Albizu.
Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación, rescata y nos cuenta la historia de esos jóvenes que se atrevieron a aspirar, tal vez sin tenerlo claro, a un independencia vivida y gobernada desde lo común y la comunidad.
En las 50 páginas que componen la introducción del libro, Concepción Márquez nos resume el contexto geopolítico en que se desarrolla la organización que esos jóvenes de la diáspora boricua llamaron el Partido de los Young Lords.
Si bien los Lords se inspiraron y emularon al Partido de las Panteras Negras, otro organismo fundado por jóvenes marginados, desde la introducción el autor deja claro y detalla las diferencias entre estas organizaciones que se construían a si mismas como movimientos de auto defensa contra la violencia estructural del orden capitalista en que vivían.
Por un lado, explica Concepción Márquez, las Panteras buscaban la integración y reconocimiento de su espacio social y político dentro del aparato oficial de Estados Unidos y no necesariamente a la creación de un estado nación independiente. Aspiración entendible si se recuerda que, tras el secuestro, genocidio, esclavitud y marginación de los afrodescendientes, no importa las ilusiones decimonónicas del panafricanismo, estos ya no tenían una “patria” a la cual regresar. A diferencia, los Young Lords sí se concibieron y auto construyeron como parte de un movimiento de liberación nacional exigiendo el derecho a autogobernar desde lo común su territorio nacional.
Explicando el contexto político, Concepción expone como los Lords asumen y desarrollan un complejo análisis que iba más allá de la lucha de clases típica del tradicional marxismo europeo. Ideología a la que le sumaron el elemento de las luchas raciales y anticoloniales de la época. Lo anterior no es de extrañar mirando el contexto y ambiente político en que surge esta organización llamada Partido de los Young Lords. Es decir, el desarrollo del movimiento de los derechos civiles estadounidense, el nacimiento de nuevos movimientos revolucionarios centroamericanos, la llamada Guerra Fría incluyendo los conflictos en Asía y África, así como la llamada “segunda guerra civil de EE. UU.” cuando el aparato represivo se enfrentó al movimiento anticultura estadounidense durante la década del 1960.
Esta extensa introducción termina explicando cómo, para el autor de Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación, estos jóvenes revolucionarios puertorriqueños encarnaron el discurso del reverendo islámico afrodescendiente Malcom X mejor que las propias Panteras Negras, organización compuesta de hombres y mujeres negras. Es decir, lejos de encuadrar su lucha en la búsqueda de la inclusión al orden del blanco europeo como hicieron las Panteras, según Concepción, los Lords asumen el discurso separatista predicado durante las primeras etapas de la vida de Malcom como líder de la “Nación de Islam, cuando este exigía un espacio donde el negro pudiera ejercer el poder político y autogobierno sobre un territorio nacional.
Como magistralmente establece el autor en esta introducción, el discurso ideológico de los Young Lord es complejo y no necesariamente lineal pues cuenta con múltiples influencias. Por tanto, es lógico acercarnos al mismo mirando cada una de las influencias detalladas por Concepción Márquez en este libro Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación.
Así, en el primer capítulo el autor mira el discurso de los Lords desde el pensamiento de Malcom X.
Es fácil identificar entonces en el discurso político de los Lords, la narrativa de una nación dividida, del rol del subobrero y del lumpen como sujeto revolucionario, y la identificación de los Lords con el nacionalismo tercermundista dentro de un mundo bipolar eurocéntrico.
El segundo capítulo presenta el carácter religioso, influenciado por curas de la liberación, que dan forma al comienzo de la organización cuando los Lord pasan de ser una ganga callejera a un movimiento con consciencia política. En este capítulo Concepción Márquez expone cómo, desde el sincretismo entre las ideas de Albizu, Malcom, Martin Luther King y Fidel, la experiencia del pueblo de Vietnam, y la Teología de la Liberación, surge un ideario para una revolución social como expresión del amor propio y servicio a la comunidad que fue la zapata a los Lords.
En el tercer capítulo: Del nacionalismo negro al “intercomunalismo”, el autor entra en detalles de la necesidad de usar “cualquier vía necesaria” como respuesta a la violencia estructural. Es aquí donde Concepción explica la radicalización del pensamiento y la crítica que estos jóvenes hicieron a la llamada política de “no violencia”, concepto que entendían como parte de la sumisión del pensamiento del colonizado.
Igualmente, en este inciso, el autor expone la idea heredada de las Panteras de que “la revolución solo es posible si el pueblo sobrevive”. Concepto que sirve de base, tanto para que los Lords se integraran a la comunidad en sus luchas por reivindicación de sus derechos y el acceso a servicios básicos, como para enfocarse en el reclutamiento y concientización del Lumpen y del subobrero en una forma de lucha que el autor llama “intercomunitaria”. Es en este capítulo donde se explica el desarrollo de un nuevo nacionalismo que, a diferencia del de Albizu no surge de la visión moderna eurocéntrica, sino de un patriotismo que tiene su base en la consciencia tercermundista y la importancia de la organización comunitaria.
En el capítulo número cuatro, Concepción Márquez trata de hacer sentido y explicar el nacionalismo de los Young Lords. Aquí se presenta y discute la dicotomía entre el llamado “nacionalismo de clase media” que los Lords veían en Puerto Rico, versus la lucha de liberación de los que no tienen nada que perder. Aquí surgen unos Lords enfocados en la búsqueda de soluciones a los problemas que afectan la cotidianidad y la vida diaria de las comunidades. Desde ese sincretismo antes detallado, esos jóvenes buscaban una afirmación cultural desde un nacionalismo real, que hiciera frente al simplista nacionalismo culturalista de la administración colonial en Puerto Rico.
Esa batalla, según Concepción Márquez, los Lords la tuvieron que dar acosados por el sofisticado sistema de contra insurgencia dirigida desde COINTELPRO, programa creado por el infame y despreciable director del Buró Federal de Investigaciones, el desagraciado Edgar Hoover -palabras mías y no del autor-.
Precisamente esa represión y sus consecuencias, son el tema del capítulo cinco de esta publicación: Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación.
Si bien el colapso del Partido de los Young Lords estuvo mediado por la sofisticada represión de la inteligencia política estadounidense, el escrito también entra en los conflictos que surgieron a raíz de la llamada “Ofensiva Rompe Cadenas”, es decir la llegada e integración a la vida política de la isla de una avanzada de los Lords.
Igualmente, según Concepción este proceso de deterioro de la organización estuvo matizado por un viraje a la ortodoxia política de algunos de sus cuadres y los conflictos entre facciones que eso implicó. También señala el autor, cómo incidió en el deterioro de los Young Lords el golpe con la realidad política encontrada en la Isla, tras el abandono del espacio endémico de la organización en la Babel de Hierro.
Así es como Concepción Márquez describe como multifactorial el colapso de esta organización surgida literalmente de las cunetas del alto Manhattan. La represión, problemas personales y diferencias ideológicas, muchas producto de la inteligencia represiva por parte del estado, pueden señalarse como factores del desastre. Pero igualmente se puede apuntar al abandono o marginación del trabajo comunitario en su espacio endémico.
Es sobre este tema dónde se crece como académico de la historia el maestro Concepción Márquez. Lejos de idealizar ese proceso de síncope político de los Lords, el autor recoge, documenta, y por tanto humaniza, el proceso de purga interna con dolorosos relatos de las intrigas, las agresiones y las luchas internas que terminaron en secuestros, torturas, y saber que otras tragedias silenciadas por la historia.
Para concluir, el libro Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación surge como una historia fascinante que narra cómo esos jóvenes de chaqueta de cuero y boinas que se llamaron los Young Lord, redefinieron desde sus cotidianidad a ese sujeto conocido como el lumpen y lo organizaron políticamente en torno a unos objetivos comunitarios inmediatos y una lucha por la independencia de su país a largo plazo. Proceso que fue exitoso, según Concepción, hasta que la silvestre estructura se autodestruye inmersa en luchas y conflictos mediados por la ortodoxia teórica.
Esta, para mí, es la gran lección que Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación aporta al momento que vive el país, señalarnos formas políticas que van más allá de lo electoral.
Creo que se nos va la vida si no revisamos y aprendemos de esta historia…
Maestro Francisco gracias por apuntar al camino, le felicito. Pero, igual le recuerdo que esta publicación, Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación es solo una parte de la narrativa. Ahora me despertó el interés por saber cómo movimientos como el de La Raza, el American Indian Movement y el Poder Negro también incidieron en estos jóvenes visionarios que llamamos los Lords, por lo que espero sus próximas publicaciones.
¡Salud y resistencia!

Por: Susanne Nicole López Rodríguez
Por cualquier medio necesario, suena como de la generación que no se deja, esta consigna compartida por los Young Lords y las Panteras Negras me hace sentir identificada, tal vez para alguno le suene como radical. En la actualidad la lucha contra el sistema opresor con todo su aparato de gobierno y propaganda ha sido pan nuestro de cada día, en la diáspora y en el archipiélago. El sentimiento de que ya no hay más que darlo todo por un cambio, por vivir una vida digna es una efervescencia en las generaciones más jóvenes de puertorriqueñas/os en el país y en la metrópolis.
Los Young Lords y las Panteras Negras, divergencias en la lucha por la liberación, me ha hecho sentir gran orgullo de la historia de lucha por los derechos humanos, la autodeterminación de las naciones y las comunidades, la autodefensa ante el sistema, el internacionalismo, entre muchas trincheras por las cuales los grupos vulnerabilizados, o mejor dicho la clase trabajadora se han organizado en los Estados Unidos de América, mejor conocido como Amerikkka, término utilizado por los YL y las PN.
El accionar revolucionario no es cosa moderna en nuestra historia, somos un país de lucha y resistencia, la colonia va más allá de un estatus, es un aparato ideológico en que para descolonizarnos hay que mirarnos, ver quienes somos y que país queremos formar.
“Palante siempre palante”, los Young Lords, boricuas en Chicago y NY traen una conversación ideológica muy importante. ¿A quién les toca luchar por la independencia, que es independencia, Puerto Rico es el único país que tiene que liberarse de Amerikkka, del imperialismo gringo, ¿que necesitamos para liberarnos?
Tratando de construir contestación a mi propia interrogante a través del aprendizaje con la lectura de profundidad ideológica en lo que fue el movimiento de la lucha anti racista, antisistema, puedo decir que, para conversar sobre liberación, independencia, política realmente representativa hay que adentrarnos en un proceso de conocimiento histórico de como se construye el capitalismo y entender que dentro de su funcionamiento esta la desigualdad, el racismo, la xenofobia, el colonizar.
“El gobierno es una pared diseñada para ser de frontera entre el opresor y el oprimido”, citando un escrito del 71 por los Young Lords.
Las Panteras Negras principal grupo que inspiro a los Young Lords, conocidas por su lucha en contra del racismo a través de la autodefensa de las comunidades negras, queda corto para decir todos sus logros a favor de la lucha por los derechos civiles y humanos de las comunidades afrodescendientes en la metrópolis y en el mundo. Este grupo de revolucionarios fueron los que inspiraron a José «Cha Cha” Jiménez, fundador de los Lords en Chicago y que pasaron de ser una ganga a ser un partido revolucionario. Relatos difíciles de soltar una vez te adentras en el libro.
Como puertorriqueña nacida y criada en el archipiélago la narrativa de la diáspora me podía parecer lejana a nuestra realidad y forma de lucha hasta hace unos 3 años aproximadamente, recordando las Jornadas del verano del 2019.
En un constante cuestionamiento compartido con la visión de Juan Antonio Corretjer, de si las estrategias tomadas fuera del país en pro de la independencia de Puerto Rico deben de responder a una toma de decisiones de aquí hacia allá afuera. Los cuestionamientos basados en el presente y en el futuro de la necesaria lucha por la independencia definida como el acceso y control de la tierra y de nuestra política y políticos, como definen ambas organizaciones en sus programas, y que son basados en “lo que creemos y lo que queremos”, son dinámicamente abordados por el Dr. Francisco J. Concepción Márquez en Los Young Lords y las Panteras Negras. Divergencias en la lucha por la liberación. Libro que va describiendo las organizaciones, los momentos históricos y el accionar de estas organizaciones.
Dentro de la importancia de leer esta publicación está conocer los grupos sociales que han influenciado la clase trabajadora y la importancia de tener medios de comunicación propios como los fueron los periódicos Palante y The Black Panter Community News. Sitios mediáticos en los cuales puedan tener el espacio de denuncia ante la violencia sistemática, la distribución ideas, los proyectos de asistencia social creados en espacios recuperados como las iglesias de la comunidad, etc. Estrategia utilizada desde los comienzos de las imprentas, las cuales como comunicadora encuentro fundamental en el ejercicio de los reclamos al gobierno y para mantener un espacio en el que las denuncias y propuestas sean reflejo del discurso de las bases.
Una temática en este libro, “Los Young Lords y las Panteras Negras. Divergencias en la lucha por la liberación” que me atrajo fue las explicaciones del carácter ideológico marxista y las vertientes al que decidieron evolucionar estas organizaciones. Pasar de dar regalos a las comunidades, ejercicio reconocido por ellos mismos como reformista, a buscar organizar ideológicamente para combatir el imperialismo que usa el racismo para fundamentarlo, fue proceso clave para su “fin”. Teniendo en cuenta que en la época de los 70’ este tema del internacionalismo era uno con mucha carga política internacional y que el gobierno de Amerikkka reconocía como peligroso, como demuestra persecución a los disidentes al sistema capitalista.
¡Que viva la raza! Y la autodeterminación de todas/os los latinoamericanos dentro y fuera de los Estados Unidos de América. La historia de los Young Lords y las Panteras Negras, es historia viva, sus enseñanzas en la organización comunitaria y política son dirección en estos momentos, ¡POR CUALQUIER MEDIO NECESARIO!
Agradezco a Francisco J. Concepción Márquez, por la creación de “Los Young Lords y las Panteras Negras. Divergencias en la lucha por la liberación”. Pieza histórica, y guía para el trabajo que muchas/os continúa haciendo por la liberación.
A estudiar, organizarnos y luchar contra toda opresión del poder hegemónico, dentro y fuera del estado.
Gracias Francisco J. Concepción Márquez.

