Para los comidistas angloparlantes, el término “comfort food” alude a platos, probablemente no muy saludables, que evocan en el comensal un nostálgico viaje al pasado y, en especial, a la niñez.

Si bien para la mayoría de los puertorriqueños el arquetipo de este tipo de alimento tiene que ser la versión enlatada del “corn beef” -o conbí si es boricua-, el término “comfort food” en realidad puede describir cualquier alimento que provoque sensación de nostalgia y bienestar.

El pollo frito que la abuela servía cuando la familia se reunía en su casa, los pancakes, la tocineta y el sirope de aquellos desayunos dominicales, o la sierra en escabeche que el viejo preparaba para respetar la Semana Santa, pueden ser ejemplos de “comfort food”, concepto que realmente es difícil de traducir con precisión al español.

Según los comidistas, ese “comfort food” puede variar en cada individuo, pero el fenómeno -admiten- también puede manifestarse a nivel social o grupal.

Partiendo de esta premisa, entonces no es riesgoso asegurar que entre quienes alcanzaron la pubertad durante la década del 1980 -y vivían o frecuentaban la Urbanización Jardines del Caribe en Ponce- no existe mejor sinónimo del “comfort food” que la pizza de Manny’s.

“Chico, cuando yo era chamaquito, el viernes por la noche significaba rentar películas en el vídeo club y comprar una pizza de Manny’s, que entonces veía enorme”, confesó un reportero ponceño criado en Jardines, que optó por el anonimato para esconder su dependencia emocional por este manjar.

Según el incógnito comidista y comunicador, solo pensar en la crocante, pero delicada masa de aquel manjar, o recordar el característico trasunto dulzón de la salsa y lo saladito de sus quesos bien merece un viaje al pasado, “cuando todo era mejor”.

Por lo tanto, hoy podríamos afirmar que la legendaria pizzería Manny’s que por más de tres décadas brilló a la entrada de la tercera extensión de Jardines del Caribe, fue un referente del concepto “pizza” en la Ciudad Señorial, claro está, junto a las pizzerías de Claudio.

Manny’s abrió sus puertas en octubre del 1977, cuando don Héctor Santiago Cangiano, propietario y creador de las recetas de la casa, decidió vender la “bodega” de su propiedad en la ciudad de Nueva York y regresar a la cálida tierra que lo vio nacer. Fue así que compró la llave de una recién abierta pizzería, que ya tenía el nombre Manny’s Pizza.

Desgraciadamente, como consecuencia inevitable de las vueltas del destino, entre las que se incluyen un accidente que destruyó el negocio y la enfermedad de don Héctor, Manny’s Pizza cerró sus puertas en el 2008.

Por suerte, para las nuevas generaciones de ponceños el hijo de don Héctor -quien lleva el mismo nombre de su padre y a quien ya todos llaman Manny’s- decidió rescatar las recetas de “el viejo” y emprender una nueva travesía en pos de reclamar su puesto como heredero de una de las dinastías “pizzeras” en Ponce.

Es así que Héctor Santiago Arroyo logró que su amigo Humberto Albertorio le cediera un espacio en La Taberna, mezcla de negocio de comunidad, centro de reunión y club de dominó que ubica frente a la urbanización Morel Campos: justo en el mismo local con la distinción de ser cuna de la Cafetería Ramos, templo de la culinaria criolla ponceña.

Allí, en la parte posterior de la Taberna, diariamente y desde la media tarde hasta que se vaya el último, Héctor honra la vida de su padre, ofreciendo la misma pizza que creó la leyenda de Manny’s.

mannys-pizza_004_La misma masa, preparada en la casa y que solo se puede describir como fusión entre el pan frito de las naciones originarias de América del Norte y el ahumado pan plano de los pueblos del norte africano, es perfecto ejemplo de balance entre texturas crocantes y tiernas. Definitivamente, comerla es un divertido juego sensorial.

Pero si interesante es la masa, la salsa de don Héctor es otra experiencia.

Los aromáticos y las especias combinan perfectamente con el azucarado toque que contrarresta la acidez del tomate, creando así una paleta de sabores muy cónsona con el paladar boricua.

La rigurosidad y el respeto que esta nueva encarnación de Manny’s Pizza mantiene por la visión que le dio vida hace más de 30 años es tal, que hay personas que sin saber su origen, reconocen la receta original de don Héctor con solo morder un pedazo.

En fin, si usted es de esos que se crió en “Jardines” y para quien la noche del viernes se definía por las películas del “video club” y la pizza de Manny’s, sepa que ya puede revivir su sabor y pasar esta suculenta tradición a sus hijos y nietos.

Claro, si bien el club de vídeos ha pasado a la historia del siglo 20, la parte de la pizza la resuelve llamado al 787-378-7600 y pidiendo una suprema extra grande.

¡Buen provecho!