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Drogas: ¿Prohibición, mano dura, legalización?

Por Cándida Cotto
Publicado: martes, 22 de enero de 2013

Si las drogas estuvieran dentro de las líneas de distribución legal como lo están el alcohol y el tabaco no causarían ningún problema más allá que el que causa el propio tabaco y alcohol.

En entrevista con CLARIDAD para analizar cómo enfrentar la criminalidad desde el punto de vista de atender la drogadicción, el profesor universitario doctor Gary Gutiérrez anotó que la drogadicción y la criminalidad son dos problemas diferentes.

“La drogadicción no es un problema criminal. La drogadicción es un problema médico y es un problema médico solo cuando le causa problemas al usuario, el usuario no puede controlar el uso y el uso lo controla a él”.

Lo que sí es un problema de criminalidad, indicó, es el narcotráfico al declarar como ilegales a las drogas. “Creo que lo que tenemos que superar como sociedad es desvincular las drogas con la criminalidad o la violencia porque las drogas muy rara vez causan violencia. La violencia no es de la sustancia, es de la persona, la sustancia ayuda a desinhibir”.

Para sustentar su señalamiento, Gutiérrez argumentó que en Estados Unidos las estadísticas revelan que el 50% de los delitos se comenten bajo la influencia de alguna sustancia. Aunque el número suena alarmante, la realidad es que hay millones de personas que a diario usan sustancias y no cometen delito. “No podemos decir que el factor que lleva al delito es la sustancia. Por ejemplo, se puede ser adicto al alcohol y si me quedo en casa eso no debe ser un problema para el estado. Ahora lo que Puerto Rico tiene es un problema de violencia que se exacerba por el mercado negro de la droga, porque la droga es su segundo o tercer espacio económico y no tiene sitios legales donde dirimir sus controversias”, apuntó el experto en criminología.

Gutiérrez señaló que hay proyectos de legalización, como los experimentos que hay en Portugal y el norte de Europa, que demuestran que cuando se permite que las sustancias se muevan libre en unos espacios la gente no tiene que entrar en conducta delictiva. Otro efecto es que el costo de la sustancia legalizada es mucho más barato.

Pero aun con estos experimentos, la realidad es que la legalización implica una cadena de distribución legal desde su importación que incluso los países soberanos están imposibilitados de adoptar una legalización total de la droga debido a la presión y a las leyes impuestas por Estados Unidos.

Gutiérrez expuso una síntesis del origen de prohibición de la droga en Estados Unidos. Este es un proyecto de los movimientos fundamentalistas religiosos de derecha que datan del siglo 19 y comienzos del siglo 20, quienes imponen mediante la ley sus criterios de valores que en última instancia son los valores del varón blanco propietario, alegadamente heterosexual y cristiano. La ilegalización de las sustancias tiene el propósito de imponer los valores de este grupo a los grupos minoritarios.

Continuó que una vez este movimiento, conocido como Temperancia, establece su proyecto, convence al gobierno de EEUU de que la prohibición es buena para ese país porque va a promover esos valores a los demás frente a los valores de “razas salvajes que utilizan esas sustancias para despertar sus pasiones”, según la expresión que utiliza el movimiento Temperancia.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos promueve en el Tratado de Versalles unos incisos que obligan a los firmantes a adoptar una lucha contra las drogas y a perseguir las sustancias ya que esta política le sirve a sus propósitos de dominación.

“Entonces tienes un proyecto ideológico que te permite ilegalizar las sustancias. Eso permite a nivel del estado y fuera intervenir legalmente en espacios autónomos de otras naciones. El proyecto de la ilegalización de las drogas nunca -y nunca es nunca- ha tenido que ver con los peligros ni los efectos de las sustancias. Han tenido que ver con la importancia de los intereses geopolíticos de Estados Unidos. Así creamos un problema que no teníamos”, destacó el profesor Gutiérrez.

La prohibición, a su vez, es lo que ha provocado un mercado negro, el cual produce otros efectos; uno, disparar el valor de las sustancias; dos, violencia ya que sus participantes no tienen un espacio en donde dirimir sus controversias, y tres, provoca la corrupción para defenderse del estado.

“Ahí es donde nosotros estamos. Ahí hay que agregar que en la época del 1970 cuando Richard Nixon, comienzan a regresar los jóvenes de Vietnam. Esos jóvenes regresan de unas sociedades donde coexistían con estas sustancias. Los blancos se ponen histéricos y Nixon no le hace caso a los salubristas para crear un plan de emergencia de salud y crea la guerra contra las drogas, crea la DEA en el 70 y el resto es historia”.

El entrevistado censuró que con la llamada “guerra contra las drogas”, EE UU compra la idea de que el problema no son ellos como consumidor, sino los países productores que mueven las sustancias. “Puerto Rico copia eso en un menor grado con diferentes nombres e impone esta respuesta punitiva que se repite y reproduce sin que cree ningún resultado medible. En Puerto Rico llevamos casi 40 años de lucha directa contra las drogas y el resultado es que hay mucha más droga, es más barata, deja más ganancias, más crimen organizado y hay más violencia relacionada con ella. Así que los planes que se han hecho en Puerto Rico contra las drogas no solo han fracasado contra la droga sino que han creado un montón de problemas paralelos que antes no teníamos”, manifestó categórico.

En ese sentido, criticó que el plan del nuevo gobierno que preside el Partido Popular Democrático (PPD) de utilizar la Guardia Nacional para combatir la criminalidad-narcotráfico es el mismo discurso de “ley y orden” implantado por su antecesor Luis Fortuño. “El mismo Superintendente de Fortuño, la misma visión punitiva y ahora con el agravante de la misma militarización; para mí es extremadamente peligrosa porque según la ONU donde quiera que se ha militarizado la guerra contra las drogas el resultado ha sido una escalada horrible de violencia”. Puso de ejemplo la experiencia de México, en donde en los últimos seis años la llamada “guerra contra las drogas” ha provocado 55 mil muertes, cuando en los años anteriores solo hubo nueve mil muertes.

El profesor Gutiérrez expresó su aprehensión de que si ocurre que durante una intervención un narcotraficante dispare y mate a un guardia nacional, el día en que eso pase tenemos el problema de México en cuestión de meses. “Eso fue exactamente lo que pasó con México. Además los estudios revelan y la experiencia histórica desde la prohibición del alcohol revela que por lo menos un 40% como mínimo de los efectivos que manejan esta estrategia terminan en corrupción. Por lo menos en México se habla de que el 100% de los militares está corrupto”.

Al reiterar su preocupación por la movilización de la GN, el experto trajo a la atención además que éste es un cuerpo militar y sus miembros están entrenados para ganar guerras. Comentó que si algo demuestra Vietnam para los norteamericanos y Afganistán para los soviéticos, es que lo peor que se le puede hacer a un militar es darle una misión que no tenga una meta clara, específica, sin un objetivo definido.

A la vez que criticó que con la movilización se le está dando dinero al aparato militar, reiteró la virazón que puede tener esta política. Demandó que le dieran un solo ejemplo de algún sitio donde la militarización del espacio ha controlado el consumo de drogas. Por el contrario, insistió en que la militarización es un paso inadecuado que va a provocar más problemas de los que va a resolver.

¿Qué se puede hacer?

Ante la realidad de que Estados Unidos se las arregló para amarrar las manos a los países a nivel internacional, propuso que al igual que lo están haciendo algunos estados Puerto Rico puede seguir las recomendaciones que se están dando a nivel mundial de que cada estado de manera individual maneje su problema específico. Un ejemplo es la legalización del uso de la marihuana como ya lo han hecho varios estados del mismo Estados Unidos aun en contra del Gobierno Federal.

Gutiérrez describió que en Puerto Rico el problema del narcotráfico es uno estructural. Primero su ilegalidad lo hace una buena actividad económica en una sociedad donde no hay otras oportunidades. Segundo, en un sitio donde la cultura y las estructuras socio económicas nos imponen unos niveles de consumo de primer mundo, mientras nos mantienen con salarios de tercer mundo, lo que nos lleva a ser una sociedad bulímica, es decir, que nos incluye a todos en el consumo y nos excluye a la hora de acceder a trabajos dignos que nos permitan ganarnos la vida.

“En nuestras estructuras económicas y políticas se tiene la receta para el desastre porque hay personas sin ninguna oportunidad de ingresos legales y hasta que no cambiemos las estructuras vamos a seguir teniendo los mismos resultados. Lo primero que tenemos que internalizar es que no vamos a cambiar nada hasta que no comencemos a cambiar las estructuras, a poner el dinero a las empresas comunitarias en lugar de dárselo a las internacionales, que se produzcan cosas que se puedan vender a otras comunidades. Pero como el dinero se les da a las tiendas de cajón ejemplo Walmart…”.

En esa misma orientación, rechazó que la educación de los narcotraficantes sea el problema. Expuso que los narcos son jóvenes de capacidad y que aun con noveno grado corren negocios millonarios. “No es un problema de educación, es un problema de falta de oportunidad económica, la presión económica, denunció Gutiérrez y cuestionó las oportunidades de trabajo que pueda tener un joven negro de caserío, aun con un bachillerato.

Añadió que estudios llevados a cabo en Estados Unidos demuestran que la mayoría de las personas que venden drogas no quieren hacerlo y prefieren hacer algo legal por estar hartos de vivir escondidos. Estudios conducidos por el investigador David Kennedy demuestran que cuando se les da la oportunidad de legalizarse las personas que logran pasar de los 24 a 25 años comienzan a mirar la vida diferente.

“Es muy fácil, desde la moralidad de la clase media, decirle al joven lo que es moral o inmoral. Si no cambiamos el orden de los factores no vamos a cambiar los resultados. Estados Unidos ya va para 110 años de prohibición. La última ley es del 1970. Ninguna ha sido efectiva. No quiero decir que usar droga es bueno o malo. Lo que digo es que la prohibición no ha resultado en ningún sitio, ni la militarización”.