
Según la opinión del algunos amigos y amigas más optimistas que yo, el periodo de cuarentena que se experimenta puede ser una oportunidad para crecimiento y desarrollo tanto individual como social.
En mi caso, y tratando de seguir las recomendaciones de esos optimistas, tratar de cocinar lo más simple y económico posible se va convirtiendo en cotidianidad.

Con esos principios en mente, hoy le metimos a una sopa de habichuelas «con lo que había». Chorizo picante seco, sofrito Montero de Ponce, aceitunas rellenas, orégano, tomillo, culantro, comino, habichuelas de lata y queso palmesano para terminación.

Simple, sabrosa y sustanciosa resultó perfecta para olvidar a los indeseables que, desde la oficialidad, simulan manejar la crisis.
La verdad que si uno le busca la vuelta, el regresar a vivir de forma simple, cocinando en casa y comiendo de forma básica no es tan malo. En realidad puede ser hasta disfrutable.
¡BUEN PROVECHO!
Por Gary Gutiérrez
Cuando pienso en las comidas de los centros comerciales, pienso en lo que en Ponce llamamos, come y vetes. Es decir, sitios donde preparar comida es una labor cuasi industrial. Alimentos procesados y servidos en una cadena de ensamblaje, eficiente, rápido y al menor costo posible.
No me malinterprete, no digo que sea malo. Es comida, usualmente no sabe mal, está allí, esperando con la intensión de servir a la masa trabajadora que cada vez tiene menos tiempo para alimentarse entre jornadas de trabajo.
No obstante, de cualquier maya sale un ratón decía el jíbaro para ilustrar que lo imprevisto puede ocurrir en cualquier lugar.
Pues en este caso la sorpresa fue la sopa de pollo en El Paraiso Criollo del “food court” en Plaza del Caribe.
Un amarillo y espeso caldo producto de la maceración de las aves parrilleras, cuyas grasas naturales y la gelatina terminan en un verdadero suero. Ese líquido se amarra con zanahorias, cebollas u otros aromáticos cuyos sabores se complementan y se elevan con lo que obviamente son hierbas secas tradicionales como el orégano.
Por supuesto, esta sopa es una comida completa pues se termina con fideos de los gordos. Los que Dios manda.
Simplemente glorioso por $6:00, con una botella de agua. No se puede pedir más.
En fin, que la sopa de El Paraíso Criollo en Plaza del Caribe, le brega y compite con las sopas de las más legendarias fondas de la ciudad.
Sobre todo, si usted llega temprano y le toca aguacate. Hoy llegué tarde y me tuve que ir al pela’o…
¡Buen provecho!
Por Gary Gutiérrez
Cuando viene a gastronomía, el concepto “rico” es uno interesentísimo para mi.
Coloquialmente utilizamos el término como sinónimo de sabroso o bueno.
No obstante, culinariamente hablando “rico” implica sabor fuertes, sustanciosos, pesados, profundos. Cosa que regularmente es positiva, pero que igualmente puede también ser abrumante.
En fin que en este caso, y hablo de la sopa de res que me comí en El Candil, no importa como se entienda el término aplica.
La sopa de res, como el resto de la oferta de los caldos y potajes que se sirven en El Candil, es una rica tanto en gusto como en profundidad de sabores.
Tiernos pedacitos de carne flotando en un “rico” caldo de dulzón trasunto producto de los vegetales, aromáticos y especias que se complementan a la perfección.
En resumen, lo importante es que a solo tres o cuatro ediciones, las sopas que los sábados complementan la oferta de sandwiches y quesadilla en la Librería El Candil de Ponce son verdaderos ejemplos de lo que es comida “rica”.
¡Buen provecho!
Sumado al cariñoso servicio, otra de las características que hacen especial a la Librería El Candil en Ponce es su menú de picadera.
Ese carta de sandwiches y quesadillas tiene todos los sábados sopas o potajes como protagonista especial. Pa’ muestra la sopa de lenteja que tenían este pasado fin de semana. Un espeso y balanceado potaje que combina perfectamente el terrenal sabor de las lentejas con una excelente selección de especias. ¡BRAVO!
La mía con Medalla por favor…