
En el principio hubo el fuego…




¡BUEN PROVECHO!
Carne asada, queso cheddar y salsa de bbq con Guayaba…



El pasado fin de semana ahumamos una posta de 5lb de lo que llaman California Steak. Durante la semana, con la carne producto de este proceso preparamos tacos y varios tipos de sándwiches o bocatas. Para terminar la carne que quedaba decidimos hacer empanadillas.




¡BUEN PROVECHO!








«Esto es ropa vieja americana»; esa fue la genial respuesta de mi vecino Julio a quien orgullosamente le compartí el «pull beef» que preparé para almuerzo del Día de los Reyes.
Todo comenzó la víspera de la Epifanía cristiana como a eso de la una de la tarde cuando encendí una de las puntas de la hilera de carbones, y «adobé» generosamente una pieza de masa para hornear con adobo criollo comercial.
Una vez varios carbones estaban encendidos, le coloqué unos pedazos de maderas de árbol de manzana para sabor y coloqué un cubilete con agua debajo, no solo para proporcionar humedad a la carne, también para recoger los jugos que de la misma se desprendan. Así también coloqué la masa de carne al lado opuesto de los carbones.
Luego tapé mi barbacoa y dejé las ventanillas completamente abierta por cuatro horas durante las cuales añadí un puñado de carbón cada 45 minutos. Por experiencia ya sé que, con el carbón que utilizo y en mi viejo Weber tendré una temperatura constante entre 250 y 300 grados Fahrenheit. Usted debe experimentar con su barbacoa y el tipo de carbón que usted usa para generar su propia fórmula.
Cuatro horas más tardes, la temperatura al interior de la masa alcanzó los 150 grados Fahrenheit, cubrí la pieza con aluminio para asegurarme que el calor llegara a centro de lapieza. A esto se le conoce como el «truco texano».
Tras otras dos horas, el termómetro interno marcó sobre 190. En este punto ya los músculos y los cartílagos de la carne se rompen y hacen la pieza más tierna e ideal para hilacharla. en este punto la saqué del «barbi» y la deje descansar por otra hora.
Luego la hilaché y le incorporé sal y pimienta a gusto. Además le añadí salsa de barbacoa generosamente, en este caso de guayaba, y listo.
En mi caso la guardé en la nevera para el almuerzo del próximo día… !BUEN PROVECHO!
Tras multiples experimentos con sabores relacionados a la cultura estadounidense, decidí que era el momento de regresar a un barbacoa más boricua.
Así el primer paso fue sazonar los cuartos de pollo -muslo y cadera- con adobo criollo. Es decir un «dry rub» que los boricuas usamos para todo.
En este caso, un poco de aceite de oliva para que ayude al condimento a pegarse a las carnes y «Adobochón», un adobo que incluye las especias y hierbas básicas con que los puertorriqueños complementamos las carnes de cerdo o puerco.
En lo que el pollo se macera con el «adobochón», se prepara el barbi para cocinarlo a fuego indirecto, con unos pedazo de leña de madera de manzana para dar sabor con humor aromático.
Cuando el «barbi» está al punto, sobre 350°, pones el pollo al otro lados de las brasas por unos 20 minutos tapado con las ventanillas totalmente abiertas.
En este momentos le damos un baño de salsa para barbacoa, con guayaba, sabor que no puede ser más boricua.
Lo tapamos, y tras 10 minutos volvemos a bañar el pollo con el glaseado de guayaba.
Diez minutos más tarde, listo para servir, ¡buen provecho!
Buscando alternativas para «prender» el «barbi» encontré unas alitas de pollo en rebaja.
Mientras cotejaba la fecha de expiración y esas cosas recordé una receta que vi en youTube y que hace un tiempo modifiqué para preparar unas caderas.
Por supuesto, como siempre la receta “Crispy Grilled Wings on Weber” de “How To BBQ Right” fue una guía y no un mapa.
Así que comencé con un chorrito de aceite de oliva saborizado con «ají verde» para que ayudara al adobo en polvo a pegarse a las alas que había trozado por las coyunturas.
Para reforzar el adobo le añadí paprika ahumada y azúcar negra.
Tras una hora descansando en la nevera las pasé por una mezcla de harina de trigo y maicena para empanarlas.
De ahí pa’l «barbi» a fuego indirecto con todas las ventanillas abiertas por 35 minutos, volteando las alas más o menos a la mitad del tiempo.
Mientras las alas se transforman bajo el domo del Weber, en la cocina preparo el aderezo con partes iguales de mantequillas y salsa picante. En este caso la de guayaba de Artesanías Gourmet.
Una vez en su punto las alas, se le incorpora el aderezo de mantequilla y salsa picante. Entonces con mucha delicadeza se van moviendo las piezas de pollo hasta que todas se cubren con la salsa.
Finalmente se sirve con una ensalada de cole, cole slaw para balancear el pollo.
Por supuesto me empujé como nueve con una fría y luego pa’ la siesta de sábado en la tarde.
¡Buen provecho!!!!