


El picantito del rub de Excalibur junto al frutoso dulce de la Salsa de Parcha de Gourmet produjeron unas divertidas costillas para viernes por la noche con cerveza. (foto galería)







Por Gary Gutiérrez
Recientemente, para poder experimentar en el mundo del asado sin botar una fortuna en carbón, adquirí una barbacoa pequeña.
La decisión la tome luego de ver en YouTube las cosas que, con el conocimiento adecuado, se pueden hacer en estos pequeños gigantes.
Como parte de mi práctica, este fin de semana jugamos con unas costillitas de cerdo “St. Louis Style”, un filete “cowboy” y macarrones con queso. Como complemento adicional, una la ensalada de repollo con wasabi.
Cuando viene a estas barbacoas pequeña, parece que la organización y el manejo del tiempo es lo más importante.
Así, acompañado por un buen jazz, el proceso comenzó a eso de las 8:00am, después de todo, la idea es que todo estuviera listo para almorzar a eso de la 1:00pm.
Encendido y dividido “el barbi”, por un cubilete de agua, en dos áreas, se pusieron las costillas que se adobaron la noche antes con un “rub” de adobo criollo, azúcar negra y páprika.
Tras poco más de 45 minutos tapadas con los ventiladores abiertos a menos de la mitad, las rociamos con una mezcla vinagre y jugo de manzana y las volvimos a tapar por otros 45 minutos. Pasado este tiempo, las aderezamos con una salsa de barbacoa con base de guayaba y las dejamos en el fuego tapadas por otra media hora para que se caramelizada.
Mientras todo esto pasaba en la pequeña barbacoa, en la cocina preparaba los macarrones con queso. Terminadas las costillas, y aprovechando el carbón, colocamos los macarrones. Menos de una hora más tarde, cuando salían burbujas por los bordes, el plato estaba terminado.
Ya para este momento eran poco más de las 11:00am.
Destapado “el barbi”, removido el cubilete, abierto todas las ventanillas y dispersado los carbones, esperamos un tiempo para elevar la temperatura. Cuando el calor se sentía adecuado, que solo se puede mantener la mano uno o dos segundos sobre el carbón, se tiró el “cowboy” sobre las brasas.
Cuatro minutos por cada lado para sellarlo, y luego con las ventanillas cerradas más de la mitad, 10 minutos tapados hasta que alcanzó una temperatura interna de 140 grados.
Finalmente y mientas todas las carnes descansaban, preparamos la ensalada de repollo con wasabi.
En fin, que cuando viene a pasar un buen día frente a la barbacoa, se cumple con la premisa de que no es cosa de tamaño, realmente es habilidad.
Buen provecho…