Una porción del “PO BOYS BEEF” y un poco de salsa para barbacoa que sobraron de una cocción anterior, fue la excusa para seguir mi sendero en búsqueda de dominar el arte de hacer pizza al “barbi”…






Una porción del “PO BOYS BEEF” y un poco de salsa para barbacoa que sobraron de una cocción anterior, fue la excusa para seguir mi sendero en búsqueda de dominar el arte de hacer pizza al “barbi”…
¡BUEN PROVECHO!
Recién, solo por experimentar, le pedí a Olivera mi “meat guy” en Econo de los Caobos en Ponce, una posta de dos pulgadas de espesor con bastante “mármol”. Para que me saliera más económica le pedí que le dejara un poco de hueso.
El experimento comenzó sometiendo a la carne por 48 horas en el refrigerador en una salmuera seca.
Tras sacado del refrigerador para que se ambientara, terminé de sazonar la carne con un poco de aceite de oliva y pimienta. Luego la puse en el asador preparado para cocción indirecta. En esta ocasión utilicé un termómetro para saber cómo iba la temperatura interior de la carne durante la cocción.
Cuando la temperatura interna de la carne alcanzó los 125 grados Fahrenheit, poco menos de dos horas más tarde, moví la pieza sobre la brasa para sellarla. Por eso el método se llama sellado al reverso o sellado inverso.
Allí sobre el infierno de Bayamanaco, la dejé como 12 minutos (recuerden que era de 2″) volteándolo cada tres hasta que llegó a los 135 f.
Finalmente, mientras la carne reposaba por unos 20 minutos fuera de la parrilla, puse a fuego indirecto unos pimientos (mini) y unas cebollas que utilicé para acompañar las carnes.
Finalmente, cortadas en tiritas y acompañadas con los aromáticos, usamos unas plantillas de trigo para comerlas acompañadas por una cavita rosada.
Por supuesto, la carne que sobró, será para sándwiches durante la semana… !BUEN PROVECHO!
Tras aderezar con “lemon pepper” rub y aceite, precalenté sobre fuego directo un sartén de bbq aceitado. Luego tiré los camarones y los salteé hasta cocidos.
¡Buen provecho!
Una de las ventajas de la barbacoa es que regularmente genera “by products” o valores añadidos que pueden ser base para otras delicias.
Recién, al utilizar una bandeja para evitar que el asador se ensuciara m’as de lo inevitable terminé con varias onzas del concentrado y potente líquido percolado de la carne. Recogí gran parte de ese líquido, que incluye tanto grasas como jugos del pollo, para utilizarlo en algún arroz.
Sin embargo, siempre quedó parte de la maravillosa sustancia en la bandeja de asar. Así que corté unos pedacitos de pan rústico y los coloque en la bandeja para que absorbieran el elixir restante.
Luego, coloqué los pedazos de pan sobre un sartén de hierro precalentado hasta secar y dorar el pan.
El resultado fue una tostada coronada con el maravilloso sabor de las grasas y los jugos del asado que complementó de maravilla la carne de pollo.
Realmente la tostada se transformó en una especie de pan confitado que me puedo imaginar como un montadito con pedacitos del pollo y algún aromático.
Sabroso pero les advierto que “demanda cerveza”. ¡Buen provecho!
Si algo quedó claro durante las pasadas semanas, es la versatilidad del “dip” o aderezo de cilantro producido por la Chef Mara bajo el nombre de DEVÓRALO.
DEVÓRALO es una aventura autogestionada por Mara y Michelle Estrada como forma de hacer frente a la pandemia. Bajo ese nombre semanalmente se producen “dips” o aderezos frescos que son distribuidos a la casa de los patrocinadores.
Entre esos productos. el “dip” de cilantro surge como el acompañante preferido lo mismo para carnes, como para mariscos. Así que no es de sorprender que igual el mismo sea una opción excelente para experimentar más allá de meramente usarlo para el aderezar emparedados o tacos.
La cremosa textura, su refrescante sabor a hierba y la maravillosa fusión de sabores coronados por el cilantro hacen de este aderezo una maravillosa base para una pasta tipo pesto. “PASTA PESTO DE CILANTRO”.
Preparar esta pasta no puede ser más fácil. Salteas la proteína o vegetales que vayas a usar. En este caso, pedazos de de pollo que sobraron de la barbacoa del fin de semana.
Se le añaden dos o tres cucharadas del “dip” y un poco de leche para diluirlo un poco. Moviéndolo todo a fuego medio bajo añades la pasta y sigues moviendo y mezclando hasta que todo se incorpore.
Luego es cosa de apagar el fuego y dejarlo tapado un rato para que descanse y penetren los sabores, mientras abres una cavita para acompañar.
¡Buen provecho!
Con las proteínas que sobran de las barbacoas domingueras se puede comer creativamente en la semana.
En este caso taquitos. Comienzas con cortar en cuadritos el pollo que sobró. Lo mezclas con salsa comercial o casera.
Calientas la tortilla en la plancha con aceite de oliva. Cuando comience a tostar por un lado, la volteas y pones queso rallado. Luego la terminas montando el pollo, aguacate y crema agria. Igual puedes terminarlos con los complementos que prefieras o tengas disponible.
¡Buen provecho!
Mientras el pollo partido en dos se doraba junto a un pernil en las infernales entrañas de Jimena, la barbacoa que reside en mi patio, mi mente buscaba que hacer con los espinazos que sobraron de las aves.
La respuesta a mi búsqueda llegó cuando vi los jugos que percolaron de la carne y que se mezclaron con el agua que se supone mantuvieran jugoso el asado.
El resultado fue una sustanciosa sopa producto de espinazos hervidos juntos a hierbas y aromáticos que se complementó con los mencionados jugos (drippings) recogidos en la barbacoa. No solo el caldo integró los sabores de “lemon & pepper” del rub usado en el asado, igualmente tomó un trasunto ahumado maravilloso.
Para complementar esta potente sopa, preparé unos tostones aderezados con el tradicional mojo de tomate que es un referente de la gastronomía de la casa en que crecí.
En resumen que el caldo resultante convirtió esta simple sopa pollo en el nuevo parámetro para lo que debe ser un placer hogareño. Eso que los del norte llaman “confort food”.
¡Buen provecho!
Uno de los proyectos culinarios esta semana fue un “chuck steak” que tiré sobre las brasas. Por supuesto siendo una pieza de sobre 2 pulgadas de ancho, con un peso de casi 4 libras”, sobró un montón carne.
Así que para cena de sábado, se me ocurrió hacer unos montaditos de carne de res con quesos. Rebané unas lascas del steak que originalmente se cocinó a término “medio crudo”. Las puse en el horno precalentado hasta que perdieron el frío del refrigerador, llevando su término a “medio”.
Luego corté unas rebanadas de pan soba’o, el que había, le monté los pedazos de carne, le tiré los jugos que soltó la carne al calentarse y lo terminé con una mezcla de quesos, más un chorrito de aceite de oliva.
De regreso al horno en “broil” hasta que se derritieran los quesos.
Demás está decir que hubo que bajarlo con un tinto fresco…
¡Buen provecho!
Por aquello de que no solo de carne vive el hombre, decidí experimentar con algunos complementos. Así que hoy, le metí a la batata.
La pelé, la corte en trozos y la puse en agua con sal mientras encendí la barbacoa. Luego saqué los trozos, los sequé, le añadí un sobresito de Sofrito en Polvo de Campolor y lo terminé con unos cuadritos de mantequillas.
Moví los trozos a un papel de aluminio, añadí un poco de aceite de oliva y envolví el papel creando un sobre o bolsa.
Preparé el BBQ para cocinar indirecto y puse la bolsa de aluminio por unos 40 minutos, girándola cada 10 o 15 minutos para asegurar una cocción uniforme. Tenga presente que el tiempo va a variar dependiendo del tamaño de las piezas y el calor de su barbi.
La verdad que cuando viene a complementos, las viandas, verduras, o vivires como prefiera llamarlos, la hacen.
No solo están llenas de nutrientes y fibra, son sabrosas con sus complejas paleta de sabores… Estas quedaron geniales.
¡BUEN PROVECHO!
Buscando alternativas para consumir lo que sobró de un “chuck Steak” ahumado preparado el pasado fin de semana, se me ocurrió tratar una imitación de Lo-mein. Digo imitación pues, ademas de no tener todos los ingredientes, es una forma de mostrar mi respeto por una de las verdaderas cocinas madres de la humanidad.
Primero tome la ahumada posta de carne y la corté en trozos que en inglés llaman “mouth bite”.
Aderecé los trozos con aceite de ajonjolí y salsa de soja y los dejé marinando.
Mientras la carne mutaba con los sabores asiáticos, en un wok puse a hervir agua para ablandar la pasta. En este caso espaguetis, que es lo que había en la alacena.
Ablandada y drenada la pasta, le añadí un poco de aceite de ajonjolí para evitar que se pegaran hasta que la fuera a usar.
Seco el wok, lo calenté, añadí aceite de oliva y tires los aromáticos. En esta ocasión solo ajo pues era lo que tenía. También lleva cebollines verdes y jengibre.
Salteando los aromáticos, incorporé la carne y su marinera…
… seguí salteando y añadí los vegetales y más salsa de soja.
Cuando todos los ingredientes se incorporaron, le tiré un poco más de aceite de ajonjolí y listo.
El resultado fue inesperadamente sabroso, la tierna carne ahumada balanceó genial con los vegetales, el ajo y la marinada.
¡BUEN PROVECHO!