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El Blog de Gary Gutiérrez

Observador social, iconoclasta aspirante a ácrata, apóstata, comantenedor del programa @tempranopr de http://www.pab550.com, y barbicuero de patio

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"Manolo Matos"

Sabroso para “pull pork” el dulzón salado del Salted Vodka Rib Glaze que envió Manolo Matos desde Kentucky… ¡QUE BRAVO!!!!


Ensalada “cole slaw” terminada con la maravillosa salsa para barbacoa de manzana y bourbon que envió Manolo Matos… Definitivamente este no es cole slaw de “fast food”


Terminado con la salsa de manzana y bourbon que envió Manolo Matos, pollo a la barbacoa


Pancakes terminados con la Pumpkin Butter enviada por la esposa de Manolo Matos… ¡QUE BRAVOS SON!!!!!


Sabroso el dulzón de maíz del cariño dorado líquido enviado por Manolo Matos el de Cucubano Podcast. Pure Kentucky Bourbon Straight Whiskey desde la tierra del bbq con hickory y el blue grass…. 💪🏽


Si el reino de Bayamanaco existe, tiene que estar en Kentucky. Monumental la salsa para bbq APPLE BOURBON de Patti’s en Grand River KT. Gracias a Manolo Matos por enviarla.


Con un sutil picantito controlado por el fritoso dulce de manzana y bourbon, la Apple Boubon de Patti’s es la perfección en balance. ¡BRAVO!!!!

Búrguer sazonado con run de Bourbon Pepper Rub que mandó Manolo… fino balance de sabores


Por aquello de pasar un sábado “chilling”, prendí el Smoke Joe para unos “jamberquitos” que sazoné con el Bourbon Peper Rub que envió el OG podcastero Manolo Matos.

En lo que el barbi llegó a su punto, sazoné la carne y preparé los búeguers

Lluego, directo sobre las brasas volteando cada 3 o 4 minutos hasta que la carne llegó a 120°f. Los removí a fuego indirecto, le puse el queso y tapé el asador por unos minutos hasta que la carne alcanzó el termino deseado. En este caso 145° interno
Terminada la cocción, y descansada la carne por 5 minutos, monté el bocadilla solo con mayonesa y pepinillos.
Por supuesto, eso bajó con cervezas y sirvió de preludio a una siesta vespertina. ¡BUEN PROVECHO!

Pernil borracho, gracias a Manolo el de Cucubano


Cuando viene a cerdo y bbq, pocas veces el resultado no es disfrutable… Pero tener un amigo en el hard land of America, lo hace más diverso. En este caso, pernil en sabores de whiskey americano.

Marinado por 24 horas en salsa Tennessee Whiskey que envío Manolo Matos
Luego 18 horas descubierto en el refrigerador para que la carne incorpore y selle el gusto
Mientras calienta el barbi, se aplica el Rub de bourbon y pimienta que también envió Manolo
En un cubilete coloco lascas de papad y cebollas, una rejilla y encima el pernil
Luego un poco de aceite y sal al cuero para ayudar a que tueste.
A fuego indirecto, tapado a unos 375°f más o menos
Voltear la bandeja a los 45 min
90 min
120 min ya a unos 165° internos
Como la marinada tiene mucha azúcar, el cuero no tostó como me gusta. Así que directo sobre la braza hasta que caramelice.
El resultado fue un cerdo sabroso y tierno con un fuerte trasunto dulce y cuero que parecía caramelo que va de maravilla con las papas y las cebollitas que recogieron todos los jugos y la grasa de la posta.

¡BUEN PROVECHO!

Sándwich de churrasco en salsa de whiskey sobre ciabatta de romero, que cosa más cabrona… ¡gracias Manolo!


Como el maestro podcastero Manolo Matos me envió un pote de marinada de Tennessee Whiskey, compré unos churrasquitos para barbuquear sábado en la tarde.

Primero sumergí el churrasco con sal y pimienta en la marinada de Tennessee Whiskey.
48 horas más tarde, sequé la carne con papel toalla y al hibachi por ambos lados.
Cocida la carne al término deseado y al pan de ciabatta con romero de Baguette de Puerto Rico, con mayonesa, tomate, cebolla y el churrasco picado.
¡BUEN PROVECHO!

Mar y tierra en marinada Honny Garlic que envió Manolo el de Cucubano


Como es tradición católica, los viernes de cuaresma muchos puertorriqueños comemos pescado. Claro, como creyente no soy, los filetes de basa los combiné con unos pedacitos de kielbasa que me quedaban.

Igualmente, me quedaba de la marinada Honey Garlic que desde Kentucky me envió el maestro Manolo Matos, así que puse a marinar tanto la kielbasa como la basa.
Tras unas 18 horas marinando, saque y seque con una papel toalla el pescado y la kielbasa.
Luego a fuego alto indirecto en la barbacoa por 10 minutos. Las salchichas al lado más cercano a las brasas. Para facilitar el manejo del pescado, se puede utilizar un “grill mat”.
Tras 10 minutos mover la kielbasa sobre el fuego directo hasta dorarla.
Cuando las salchichas pasen los 180°f internos, saque todo del “barbi” y dejé descansar por unos minutos.
¡BUEN PROVECHO!

Pull pork en salsa de ajo y miel gracias a Manolo el de Cucubano…


Cada cierto tiempo, el hermano en el exilio Manolo Matos, podcastero OG, me sorprende con un “care package”.

En este caso una salsa para marinar de ajo y miel que produce Allegro, compañía con base en Tennessee, Estados Unidos.
En una bolsa de 1gl. con la marinada por unas 18 horas, un “Boston but”.
Luego a fuego indirecto en el barbi entre 275°y 300°f
2 horas
4 horas
6 horas
Con más marinada y envuelto en papel de aluminio de vuelta al barbi
2 horas (8 horas total) con temperatura interna en torno a los 200°f
Tras 2 hr descansando en una neverita y arropado en con frazada, se hilacha la carne con un par de tenedores. En este caso, se soltaba con las manos.
Servido con tomate y mayonesa en pan blanco rústicos de Baguette de Puerto Rico, maravilloso para cena de domingo.

¡Buen provecho y gracias Manolo!!!!

Crónica de un viaje de colesterol, conversación con Cucubano Podcast


Tras unos 8 años sin viajar fuera de Puerto Rico, me aventuré a visitar lo más cercano que tengo a hijos y nietos. Estos viven en Atlanta, Georgia y en Bluffton, Carolina del Sur. Es así como llegue a ese espacio que estadounidenses llaman el “deep south”.  Sitio que ya había visitado y que, aun con la inseguridad que me causa su racista historia, admito que es de los mejores sitios para disfrutar de buena comida.

Como siempre que viajo, pensaba compartir mi experiencia en escrito. Sin embargo, en esta ocasión, el amigo Manolo Matos me invitó a compartir lo vivido durante el viaje en su podcast de historias llamado Cucubano.

Así pues, en vez de redactar una crónica, por aquí les dejo el enlace para que escuchen la conversación.

Para escuchar Crónica de un viaje de colesterol en Cucubano


Cahill’s Market:


Burnt Church Distillery:


HARBOUR TOWN BAKERY & CAFÉ


Wasabi of Bluftton:


Rodney Scott Atlanta:


Fat Matt’s Rib Shack


Yeero Village:


Las Delicias de la Abuela:


Peach Coffee Roasters


Waffle House;

Chuletas al hibachi con dip de cilantro… ¡RECOMENDADO”


Por 24 horas, marinar unas chuletas anchas en jugo de manzana y rump run estilo Tennessee que me envió Manolo Matos por 24 horas.
Luego, a fuego directo sobre el hibachi volteando cada 3 o 4 minutos hasta que se llegue al término deseado.
Para servirlas, acompañar las con el “dip” de cilantro de DEVÓRALO

California steak ahumado despacito… ¡es domingo!


Conseguir un “california steak” fue la oportunidad perfecta probar el “SMOKEHOUSE BBQ RUB” de Excalibur que me envió el maestro Manolo Matos desde Kentucky.

california steak
Mostaza como base para que el rub se pegara mejor a la carne
Al barbi a fuego indirecto estilo serpiente y con un cubilete de agua para mantener la humedad
5hr. más tarde, con una temperatura interna de sobre 150°f se complemento con mantequilla y se empaqueto en aluminio para volver al bbq.
2hr a 300°f , el resultado fue una jugosa posta con una corteza con balanceado sabor ahumado, maravilloso.
La tierna textura resultado de la lenta cocción resulta perfecta para tacos y sandwiches durante la semana.

¡BUEN PROVECHO!

Tierna y dulzona carne, «Tennessee style»


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Terminando la serie sobre salsas para barbacoas que me llegaron desde el sureste estadounidense gracias al hermano Manolo Matos, le llegó el turno a la salsa para marinar Allegro. Un combinación de especias y melazas complementadas con el whiskey de maíz,  licor insignia del estado de Tennessee.

Por la calidad y sabor, Allegro es una marca que por los pasados 40 años pasó de ser un negocio que operaba desde la parte trasera de una camioneta, a llenar los estantes de las principales cadenas de ventas al detal y en línea.

Las instrucciones que acompañaron el sabroso regalo enviado por Manolo especificaron que la marinada de Allegro era mejor para carne de res.

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Así que decidimos poner la Allegro a prueba dejando por 18 horas macerando una posta de carne de res para asar en una bolsa plástica sellada.

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Pasado las 18 horas, y mientras el viejo Weber calentaba, sacamos la pieza de la marinada, la secamos con papel toalla y le aplicamos una dosis generosa de el sazonador Montreal Steak de la serie Grill Master de la compañía McCormick.

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Una vez listo el Weber paracocción indirecta, añadimos madera de manzanas, pusimos la pieza opuesta los carbones y tapamos el «barbi» con las ventanillas, superior e inferior, a medio cerrar. De esta manera nuestra barbacoa se mantiene entre 225 y 275 grados Fahrenheit.

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Cada 45 minutos rociamos la pieza con una mezcla de partes iguales de jugo y de vinagre de manzana para asegurarnos que no se sequera y que fuera creando una corteza con las especies del sazonador Montreal Steak. 

Alcanzado los 150 grados Fahrenhit sacamos la posta, la volvimos a bañar con la salsa para marinar Allegro, la envolvimos en papel de aluminio y la regresamos al asador añadiendo unas cuantas briquetas más para mantener la temperatura.

Una vez la carne alcanzó la temperatura interna de 205 grados, removimos la misma del asador, lo cubrimos con una frisa y la dejamos reposar por unas 7 horas, como aprendimos del maestro José Luccas de La Manada Ribs.

El resultado fue una tierna carne bañada en sus jugos que se desprendía con la mano y que, con el dulzón trasunto del wiskey, las melaza, y las especias que formaron la corteza, fue majestuosa lo mismo como plato fuerte acompañada de vegetales que en emparedados.

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Nuevamente gracias a Manolo por hacer posible este viaje culinario y por abrir mi paladar a esos sabores que las madres y padres afro-descendientes desarrollaron en el sureste estadounidense. El problema es que me dañó el paladar y ahora me pasaré la vida buscando estos sabores en cada aventura frente al asador.

¡Buen provecho!

 

 

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Delicado complemento, la salsa de Bad Bob’s BBQ


Hace uno meses, como apoyo a mi afición por la cocina sobre brasas, el utuadeño residente en Kentucky Manolo Matos, me envío una caja con varias salsas regionales para carnes a la barbacoa.

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De inmediato, en aquel momento, comencé a preparar recetas experimentando con estas delicias del sureste estadounidenses.

Así las cosas, le llegó el turno a la salsa de Bad Bob’s BBQ. Negocio que parece extenderse por la frotera entre Tennessee y Kentucky, región importantísima de la cocina al carbón estadounidense.

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Para probarla utilicé un costillar de cerdo, cortado al estilo St. Louis y lo preparé en el Weber Smokey Joe.

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Tapado con ventanillas a medio cerrar y a fuego indirecto con un «rub» de adobo criollo azúcar y páprika.

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Poco más de una hora más tarde, cuando la carne pasaba los 140 grados Fahrenheit, añadí la salsa y envolví las costillas en papel de aluminio. por 40 minutos más hasta que la carne se sentía tierna al pincharla con el termómetro.

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Sin removerla del aluminio, la envolví en una toalla y la puse en un cubilete por 5 horas como me enseño el maestro José Luccas de La Manada Ribs. El resultado me encantó, la textura de la carne perfecta, tierna pero firme a la vez. Luccas tenía razón.

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A diferencias de la salsas anteriores, que eran sabrosas pero pesadas y bien dulces, la Bad Bob’s BBQ es un delicado aderezo con un trasunto dulce de tamarindo y moras azules que complementa sin ocultar el sabor de la carne porcina.

¡ME ENCANTÓ Manolo, buen provecho!!!!

 

 

 

 

Solomillo al «barbi», porque hay veces que uno se lo merece…


Cuando viene a cerdo, la crema de la crema es el solomillo, eso que en inglés llaman el «tenderloin». Así que, cansado tras semanas de manejar los problemas de la vida, decidí regarme el place de saborear el más tierno y magro manjar porcino.

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Llamé a mi «meat guy», quien me consiguió un magnifico ejemplar, que compuesto por dos pedazos no pasaban de dos libras. Perfecto para compartir con mi compañera y mi progenitora.

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Los sazoné por más de 12 horas en el refrigerador con un rob de adobo criollo, páprika y un poco de azúcar. Una hora antes de cocinarlo lo saque del congelador y lo arropé con lascas de tocineta -beicon- mientras encendí el Smokey Joe.

Una vez prendido el cabrón, lo separé para cocinar de forma indirectas las dos piezas que coloqué en el centro de la parrilla.

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Tapé el barbi con las ventanillas totalmente abiertas por unos veinte minutos. Cuando la temperatura interna de la carne llegó a los 115 Fahrenheit, la volité y aplique lo que me quedaba de la salsa para barbacoa Swineapple que me regaló Manolo Matos el de Cucubano Podcast.  Después de este punto, repetí el procedimiento de voltear y ensalsar cada 10 minutos hasta llegar al la temperatura interna de 145 grados Fahrenheit.

Ya, para sellar la tocineta, moví las piezas sobre las brasas por varios minutos por cada lado hasta llegar a los 145 grados Fahrenheit. En este punto simplemente saqué del fuego las piezas y mientras descansaban, aproveché para grillar unas mazorcas de maíz y una papas ya hervidas.

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Para servirla, aderecé la tierna y jugosa carne con una reducción de la salsa Swineapple y un poco de agua que le fue de maravilla.

En fin,  que si bien el solomillo no resolvió los problemas que complican mi cotidianidad, no es menos cierto que me regaló unas dos y media horas de tranquilo placer.

¡Buen Provecho!

 

La Swineapple no es solo para cerdo… genial con el pollo


Desde hace un tiempo vengo documentando una serie de salsas para la barbacoas que, desde el sureste estadounidense, me envió el amigo podcastero Manolo Matos.

Tanto con costillas, como con chuletas o con salchichas kielbasa, esta salsa oriunda de Lynchburg Tennessee resultó poco menos que maravillosa.

Claro eso no debe sorprender a nadie pues su base de piña y whisky esta diseñada para dominar y ensalzar la carne porcina. Sin embargo, y como después de todos esos platos todavía quedaba salsa, decidí ponerla a prueba con un pollo asado.

Para comenzar sazoné por más de 12 horas un pollo picado en dos mitades con adobo criollo comercial y el jugo de dos limones amarillos.

Para cocinarlo, preparé el viejo Weber para cocción indirecta con fuego medio alto.

Una vez lista las brasas, puse las dos mitades en el lado alejado del fuego y lo tapé el asador. Treinta (30) más tarde comencé a utilizar la Swienapple para bañar generosamente las piezas de pollo cada 15 minutos.

A los 60 minutos, cuando ya el pollo pasaba los 140° Fahrenheit, giré las piezas para balancear la cocción y las bañé nuevamente con la salsa.

Quince minutos más tarde, removí el pollo del asador para dejarlo descansar por otros quince minutos antes de cortar el mismo.

El resultado, una compleja combinación de sabores que se fueron revelando de forma escalonadas. ¡BIEN BUENO!

Primero el fuerte dulzón de la Swineapple concentrada en la piel del ave, y luego el saladito del adobo y el agrio de los limones que sazonaron la carne.

Esta hay que repetirlo…

¡Buen provecho!

Costillas y chuletas, «Tennessee style»…


Cuando viene al sur de Estados Unidos, la barbacoas son uno de lo referentes inmediatos. Claro, que esa afición por el asado no es homogéneo.

Prueba de esa premisa es la selección salsas que el amigo y maestro podacastero Manolo Matos me envió como muestra solidaria con mi fiebre por la barbacoa.

Cada región incorpora los sabores y productos locales a su paleta de sabores. Por tanto no es de sorprender que cuando viene al estado de Tennessee, la barbacoa se defina desde el whiskey, su producto más emblemático.

Ese es el caso de la salsa para barbacoa, Lynchburg Swineapple BBQ Sauce. Una dulce melaza producto de la cocción de piña y whiskey con aromáticos y especias que se produce en la mencionada región.

Rotulado como salsa y glaseado, decidimos probarlo tanto en costillas como en chuletas anchas.

La costillas preparadas de la forma que hemos visto en otras ocasiones. Con un rub de adobo criollo que tiende a ser un poco salado. No obstante, ese salado del adobo se balancea bien el dulce de la salsa.

Luego, con la barbacoa entre 275 y 300 grados, es decir con las ventanillas a medio abrir, se colocan las costillas unas dos horas a fuego indirecto, luego se empaquetan en papel de aluminio con jugo de manzana y salsa Sauceynchburg Swineapple BBQ Sauce. Se vuelven a poner fuego in directo en el «barbi» por más o menos otra hora.

Finalmente, se desempaquetan del aluminio y se bañan nuevamente por ambos lado con el glaseado Lynchburg Swineapple BBQ Sauce a fuego indirecto hasta que se alcance la textura deseada.

Impresionante el resultado. La salsa se seca y se adhere creando un pegajoso y azucarado caramelo con un trasunto del sabor del wiskey famoso de la región que es poco menos que maravilloso.

Mientras las chuletas, se marinaron en jugo de piña por unas 12 horas en la nevera.

Para cocinarlas, se colocan sobre brasas vivas, se sellan unos tres minutos por ambos lados, para luego pasarlas a fuego indirecto y bañarlas con la Lynchburg Swineapple BBQ Sauce por ambos lados.

Alcanzado los 145, se remueven las chuletas y se dejan descansar.

La lenta cocción y el grueso de la chuleta -1.5 pulgadas- produjo una carne tierna y jugosa encapsulada por el dulzón caramelo de producto de la reducción de la Lynchburg Swineapple BBQ.

Nada que realmente, cuando viene a la barbacoa, los estadounidenses del sur y sobre todo los afrodecendientes, elevaron la forma de cocinar de nuestros padres originarios a otro nivel. En este caso, la mezcla de frutas con el wiskey de la Lynchburg Swineapple BBQ es una de esos desarrollos que demanda respeto.

Gracias a Manolo por las experiencias enbazadas en cristal que me regaló….

¡BUEN PROVECHO!!!!!

Con pollo, también la Smokey Mountain brega


La llegada de un «care package» con diversas salsas para barbacoa al estilo sureño me tiene gozando.

Tan pronto recibí el paquete que desde Kentucky me envió el hermano Manolo Matos del Podcast Cucubano, comencé a cocinar. Lo primero fueron unas costillas de cerdo y lo segundo un «pull pork que usé en quesadillas y sandwiches confeccionados y terminados con la «Smokey Mountain» de Blues Hog.

Como quedó casi medio pote de la «Smokey Mountain», decidí ver como le brega a un pollo a fuego directo en la parrilla del «Smokey Joe». El más pequeño de los productos de «Weber Grills«.

Comencé cortando en mariposa un pollo parrillero que sazoné con adobo criollo comercial, paprika y pimienta roja.

Una hora más tarde, encendí el pequeño Weber con suficiente carbón para solo cubrir la parrilla interior. Es decir, solo una capa de carbón natural bien encendidos.

Coloqué el ave sobre las brasas, con la piel hacia arriba y cerré la barbacoa con las ventanillas inferiores completamente abiertas y la superior cerrada dos terceras partes.

Media hora más tarde, viré el pollo para que la piel se expusiera a las brasas y volví a tapar la barbacoa.

Vente (20) minutos más tarde apliqué la «Smokey Mountain» sobre la parte interior del pollo y volví a cerrar el Weber.

Unos quince (15) minutos más tarde volví a voltear el pollo para aderezar la parte de la piel.

Ya en la recta final, esperé con el «barbi» tapado unos vente (20) minutos y listo.

Nuevamente la «Smokey Mountain» hizo el trabajo como se necesitaba.

El fuerte y frutal dulce de este producto de Blues Hog, balanceó de maravilla el poderoso sabor de los condimentos produciendo una paleta extraordinaria de sabores que se entrelazan en una danza sensorial en el paladar.

Esto, junto al hecho de que la cocción lenta, casi hora y media, produjo una tierna textura como pocas veces he logrado en un pollo a la BBQ, hizo de esta una experiencia gastronómica para recordar. Definitivamente, ya los «pollos BBQ» que venden por ahi, no la hacen.

La verdad que si uno tiene el tiempo, para pasar par de horas relajado en el patio y luego experimetar el fruto, no hay excusas.

¡Buen prvecho!

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