Todo el que cocina en la barbacoa sabe que tendrá «sobras» para comer luego. En mi caso, que el asado se convirtió en un refugio para la soledad y el aburrimiento pandémico, el fin de semana termina produciendo una diversidad de proteínas para ser consumidas en la semana.

En este caso, como tenían parte del intento de imitar al «Po-boy» estadounidense y unas pechugas asadas en la nevera, decidí hacer una mogolla.

A fuego lento en un sartén de hierro puse cebolla y ajo picado cubiertas a fuego bajo.

Mientras, corté unas papas y la puse a hervir con sal para ablandarlas.

Cuando las cebollas se pusieron traslucientes añadí las proteínas y tras calentar las mismas a fuego bajo, le sumé las papas y los vegetales descongelados. Finalmente tras varios minutos de cocción tapados a fuego bajo, aumenté el fuego, cubrí todo con una capa de queso rallado y lo tapé. Cuando comenzó a derretir el queso. apagué el fuego y lo dejé descansar tapado por unos 5 minutos. Vea que no llevó sazón alguno pues ya las proteínas tenían los aromáticos y especias necesarios.

Lo mismo para comer sola, que en tortilla, revoltillo, en empanadillas, empanadas o en plantillas de tacos esta mogolla donde todos los sabores participan y se complementan es siempre un resuelve.

¡BUEN PROVECHO!!!