Cuando viene a barbacoa, el pollo es un protagonista habitual porque es relativamente barato y rinde servido con guarniciones como papas y vegetales.

Así que buscando alternativas para variar la paleta de sabores de estás aves, le metí limón.

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Para comenzar, partí el pollo en dos mitades y en una bolsa plástica sellada lo dejé macerar en la nevara por 48 horas en adobo, aceite de oliva y el jugo de varios limones.

Al momento de cocinarlo, preparé el bbq para cocción indirecta. Mientras el carbón llegaba a temperatura, saqué el pollo, lo sequé con un papel toalla y le pasé un poco de aceite saborizado para ayudar a que la piel se dorara mejor.

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Ya sobre la parrilla, cerré el «barbi» con todas las ventanillas abiertas. De esta manera, en mi viejo Weber, se generan sobre 400 grados Fahrenheit que también ayuda a cerrar el pellejo del pollo.

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Unos 60 minutos más tardes, volteé las piezas, le pasé un poco más de aceite al pellejo, y volví a tapar por unos 20 minutos hasta que la temperatura interna de la carne en la pechuga pasó los 170 grados Fahrenheit. El pollo me gusta bien cocido.

Alcanzada la temperatura deseada, lo dejé descansar unos 15 minutos para servirlo en trozos con papas fritas y una mazorca de maíz… eL resultado fue una carne tierna con gusto criollo y un trasunto cítrico bien agradable.

!BUEN PROVECHO!