Siguiendo mi búsqueda por dominar la barbacoa de pollo al estilo puertorriqueño, en esta ocasión experimente asando fuego directo o «hibachi style«. Es decir colocar el pollo directo sobre las brasas.
Como he dicho antes, cuando viene a pollo a la barbacoa, los puertorriqueños la mantenemos bastante simple.
En esta ocasión comenzamos con marinar las piezas del ave por más de 12 horas en adobo criollo, vinagre y aceite de oliva. Algunos le añaden ajo y orégano, pero para mi esa sazón es más para cerdo.
Al momento de asar, en este caso grillar pues la intensión era aprender a dominar el estilo del tazón de fugo (hibachi), el primer paso mientras encendemos los carbones, es secar con papel toalla las piezas para remover la humedad residual del marinado. esto permitirá que la piel del pájaro quede más crocantes.
Una vez totalmente encendidos las brasas, coloqué las piezas de ave sobre la parrilla del «hibachi, en este caso un Smokey Joe de Weber. Luego tapé la barbacoa con las ventanillas de la tapa a medio cerrar para mantener una temperatura media y evitar las flamas que pudieran quemar el pollo.
Si el estilo de «hibachi» o asador que usted usa no tiene tapa, puede cubrir el pollo con papel de aluminio. Recuerde que en este caso el lado más brilloso del papel debe ir hacia la carne, puew es el que más calor irradia.
Pasado los primero 15 minutos, cotejé la carne, bañé con un poco de aceite de oliva y volteé las piezas. Repetí este procedimiento cada 15 minutos hasta que la temperatura interna de las carnes sobre pasó los 165 grados fahrenheit.
En este caso lo dejé llegar sobre los 190 fahrenheit, pues el pollo es la única proteína que me gusta bien hecha. Aun cuando no quede tan jugoso, la alta temperatura de cocción ayuda a romper los ligamentos en las caderas y los muslos, piezas que estuve trabajando en esta ocasión, resultando en un pollo muy tierno, sabroso, e interesante en sus texturas.
El resultado fue sabroso e interesante en sus texturas.
En fin que cuando viene a la cocción tipo hibachi o fuego directo, el secreto parece estar en asegurarse que las carnes estén libres de humedad al momento de ponerlas sobre las brasas, voltear las carnes a menudo, y evitar las flamas altas. Entiéndase, necesita atención constante…
¡Buen provecho!
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