Lo que uno debe coleccionar son amigos, recordaba a la menor provocación el maestro y amigo Quique Ayoroa Santaliz.

El paquete con que me sorprendió el cartero esta semana da fe de la máxima predicada por el «abogado de provincia» antes mencionado.

Desde Kentucky, Manolo Matos, uno de esos amigos que colecciono gracias a la Internet, me envió una caja con salsas para complementar las carnes que suelo preparar en la barbacoa.

Conocí a Manolo cuando gracias al twitter me invitó a participar en uno de sus proyectos. Manolo es un «OG» del mundo de los podcast en Puerto Rico, siendo el creador original del podcast Ateorizar, y ahora mantiene, entre otros proyectos el podcast Cucubano, espacio en el que se dedica a documentar y guardar historias.

La cosa es que el envío llegó lunes y por supuesto, el viejo Weber estaba encendido el martes a primera hora. Siendo salsas producto del sureste estadounidense, cerdo es lo que mandan.

En este caso unas costillas y un hombro (Boston But) ambos de cerdo y ambos sazonados a gusto con adobo comercial, paprika y un poco de polvo de chiles picantes. Igual mente ambos se cocieron en la barbacoa a fuego lento por varias horas y se terminaron con la salsa Smokey Mountain Sauce de Blues Hog.

Por un lado, el fuerte dulzón de la Smokey Mountain complementó y balanceó bien el fuerte sabor del «rub» criollo que utilizamos para las costillas, dándole una juguetona armonía de sabores que bajaron de maravilla con el bourbon que usamos para acompañar. Además, el fuerte dulzón maridó fabulosamente, tanto con maíz como con el pan de romero de Baguettes de Puerto Rico que usamos de complemento.

Mientras, con el Boston Butt fue otra historia. En el caso de los perniles ahumado, el sabor del «rub» y de la madera -manzana- son muchos más delicados y fácil de dominar. Es así que el fuerte dulzón del Smokey Mountain tuvo control del escenario.

El dulzón frutal, que por la lista de ingrediente viene del extracto de tamarindo, explota desde el primer bocado y se queda en el paladar. Interesantemente, esta es una de las críticas que los estadounidenses, que están más acostumbrados a los sabores de condimentos como chiles picantes, hacen a la esta salsa. La encuentran muy dulce.

Sin embargo, como la mayoría de los puertorriqueños, si usted le encanta lo dulce, esta salsa es para usted. Tanto en quesadillas como en emparedado de «pull pork» la carne aderezada con Smokey Moutain es maravillosa.

Esto pues para el azucarado paladar boricua, el dulzón y frutal perfil de esta Salsa Smokey Mountain de Blues Hog es poco menos que perfecta. Igual si usted es de los que disfruta el calor del pique, siempre puede complementar este dulce perfil con el condimento de preferencia. Después de todo, es usted quien lo va a consumir.

Regresando al principio y el asunto de coleccionar amistades.

Agradezco al hermano, exiliado en las azules montañas de Kentucky, por su regalo. Si bien me ayudó a romper mi insularismo en torno a la barbacoa, también me jodió el paladar abriéndolo a nuevas experiencias.

Pero después de todo, de eso se tratan los amigos. De acompañarnos y ayudarnos a tener nuevas experiencias.

Buen provecho…