Resumen comentado y adaptado por Carmen Inés Rivera Lugo del Módulo 1: Recordando a Nacho. Vida y obra de Ignacio Martín-Baró
Noviembre, 2019
Puede escuchar la conversación radial en Temprano en la Tarde sobre Martín-Baró por Carmen Rivera Lugo y Ramón (Moncho) Soto en Ignacio Martín-Baró: mártir de la liberación…
Resumen:
- Circunstancias histórico-críticas que inciden en su pensamiento al provocar el cuestionamiento y la ruptura con sí mismo, con su realidad circundante (micro y macro) y con la Psicología
- llegada (joven y en formación) a un contexto radicalmente distinto del que provenía, , marcado por la desigualdad, la exclusión y la violencia. Realidad inmediata que le “obliga” a ver sus aristas más cortantes en la forma de represión, pobreza, conservadurismo alienante y autoritarismo, y realidad más amplia desarrollada bajo el paraguas de la guerra fría, el avance de movimientos insurgentes, el intervencionismo norteamericano en la región y su lucha contra el comunismo.
- influencia del irrepetible grupo de jesuitas que arribaron con él a El Salvador, y que marcarían mucho de la senda que seguiría su producción intelectual.
- período de efervescencia y cuestionamiento en las ciencias sociales y que en la psicología social –se cristalizará en una crisis de pertinencia o de relevancia
Luego, el impacto y la interpelación de un contexto desgarrador, convulso e intoxicado por la mentira y la desigualdad, no dejarían intacta a la persona, al religioso, y de forma especial, al científico social.
Propuesta epistemológica erudita y original, científica y ética, y tan comprometida con su circunstancia y adelantada a su tiempo.
- Conceptos claves: el objeto de estudio de la Psicología Social, el quehacer del psicólogo social y el análisis de la realidad latinoamericana
1:. El objeto de estudio de la Psicología Social: la acción en cuanto ideológica
la psicología social y su definición arrastran cuando menos tres defectos epistemológicos congénitos: el mecanicismo, el individualismo y el ahistoricismo, que marcaran la psicología social dominante. Defectos derivados, en buena medida, de la fuerte impronta conductista, del modelo de sujeto social propio de la sociedad capitalista norteamericana y de la metodología experimental como modelo privilegiado de aproximación a la realidad. el sentido del comportamiento humano, su desenvolvimiento en vinculación con los otros y con el contexto en el que aquel se desarrolla, son cruciales:
El mecanicismo surge de la concepción del ser humano como un organismo estimular o respondiente a influjos externos, en la que se vuelven secundarias sus motivaciones, aspiraciones o valores.
El individualismo, por su parte, consiste en un reduccionismo que concibe al ser humano como aislado de unas decisivas influencias sociales y como unidad de análisis o de estudio en la que se resume lo social.
El ahistoricismo consiste en la eliminación del carácter procesual y las coordenadas espacio-temporales que condicionan el comportamiento humano, o lo que es decir, considerar como universal lo relativo a un contexto histórico determinado que no puede recrearse en la artificial situación experimental.
Para Martín-Baró, el sentido del comportamiento humano, en relación con los otros y con el contexto en el que aquel se desarrolla, son cruciales. Aproximación dialéctica a la Psic. Social para superar la idea de la simple interacción entre realidades cerradas, constituidas por separado (individuo-otros-contexto), por la
idea de la mutua constitución de estas realidades en un contexto histórico determinado. Para él la psicología social debía partir de la idea de que individuo y sociedad son entidades constitutivas cada una en la otra. El objetivo de la piscología social es posibilitar la libertad individual y social, ayudando a las personas a ver, a entender. En resumen, desideologizando o concientizando la experiencia vital de los individuos, para que desarrollen su vida de acuerdo a una conciencia renovada y no a intereses ajenos.
El interés de la psicología social debe ser la acción antes que la conducta, rechazar concepciones que reducen el comportamiento humano a la conducta observable, predecible y concreta. Más importante, es comprender que todo comportamiento no es una simple cadena de estimulaciones y reacciones sino sobre todo la puesta en marcha de un sentido. La acción, el comportamiento individual o social, traduce significados que no se explican “de la piel hacia adentro” de quien los realiza. Es verdad que cada comportamiento supone un sello personal de quien lo actúa, pero de forma más radical, lo que se quiere afirmar es que el sentido que la acción traduce es el reflejo del entramado social particular de los individuos, de su posición concreta en una sociedad dada. (Lo social y lo individual son realidades constituyentes entre sí y que traducen algo más que una concatenación motriz).
Así como no es voluntaria la pertenencia a una sociedad y a una clase social determinada, estos contenidos o, como se ha dicho, esta cultura, se ve apropiada por los individuos independientemente de su conciencia o de las implicaciones o consecuencias de dicha apropiación. Por los procesos de socialización, en los que participan agentes diversos –personales, como la familia, e impersonales, como los medios de comunicación, un individuo deviene miembro de una sociedad dada, y– a través de los cuales se producirán y concretizarán los procesos de influencia objeto de la psicología social. La acción individual subsiguiente, que es la de un sujeto socializado, consistirá en la puesta en marcha de esos contenidos propios de su cultura, con sus contradicciones, según su pertenencia de clase o los niveles posibles de conciencia, entre otros aspectos.
La socialización y lo que se socializa está en íntima relación con la cultura en la que el proceso se desarrolla, y lo que incorpora cada individuo a su estructura psicológica en cuanto miembro sociohistórico, es la cultura dominante, es ideología. Por esto importa estudiar la acción, la puesta en marcha de un sentido de raíz social, y sobre todo, aquella acción que traduce unos procesos de influencia la más de las veces sin pasar por la conciencia de las personas, que conllevan las mismas contradicciones sociales y por lo mismo, pueden ocultar sus raíces últimas o los intereses que se favorecen al reproducirlas. Una acción pues, en cuanto ideológica. Es decir, estudiar/entender
1) la acción como un comportamiento, individual o grupal, con un significado o sentido que no se agota en quién lo expresa (no es una mera reacción y es producto de procesos de influencia);
2) el sentido como intrínseco y propio de la acción (no es un añadido, lo social está en lo individual y viceversa, dialécticamente), y encuentra su explicación última en el grupo social (clase) concreto de pertenencia;
3) la acción como comportamiento situado en tiempo (histórica) y en espacio (entorno, sociedad)
4) la acción, en cuanto ideológica –e interpretada desde el marxismo–, puede ocultar sus raíces últimas a los propios individuos que la manifiestan y servir como falsa conciencia (alienación).
- a) Recupera la noción de conflicto y repolitiza el campo de acción de la disciplina: reconoce que el orden social se funda en la desigualdad y el choque de intereses contrapuestos. Rechaza todo punto de vista sobre la sociedad que sea de corte funcionalista, armonioso. Interesa escudriñar el poder social y como se reproduce, se oculta o se ensaña con quienes más carecen del mismo. Conflicto y poder así, no son meras categorías teóricas, sino de manera más precisa, herramientas críticas que fundamentan una postura ética, comprometida, como demanda una realidad conflictiva.
- b) Asume la ideología como una estructura de legitimación del orden social, que traduce visión de los grupos dominantes y las personas la incorporan con el concurso de agentes y procesos mediadores (lo que antes se sintetizó al hacer mención de la socialización) como las instituciones sociales, por ejemplo. Sirve para explicarse el mundo, para darle sentido y razón de ser, que implica
consecuencias individuales: los procesos de socialización suponen la estructuración psicológica y la conformación de esquemas cognitivos y valorativos que servirán como filtros interpretativos de la realidad. Cada persona interpretará el mundo según su ideología y en virtud de la misma justificará sus acciones, su vida, los acontecimientos, etc.
consecuencias sociales, y por sociales, políticas. Tendrá la función última de preservar, reproducir y naturalizar el orden de las cosas (sirve para explicarse el mundo y actuar en consonancia con esa explicación, la que perpetuará la misma visión dominante y los intereses en juego).
2:. El Poder: “carácter de las relaciones sociales basado en la posesión diferencial de recursos que permite a unos realizar sus intereses, personales o de clase, e imponerlos”. Está en todas partes…. Y por ello se naturaliza en la cotidianeidad, de mostrarse con la máscara del mandato legal, divino, paternal, etc. Es decir que su omnipresencia le permitirá ocultarse como tal, y mostrarse como un simple imperativo circunstancial. Por lo mismo, quienes tienen poder, en virtud del diferencial de recursos que éste les concede, tendrán la capacidad de ejercerlo en su forma descarnada como violencia o sutilmente, como ideología. Mientras que quien carece de poder “vivirá” una realidad, sea por la fuerza o voluntariamente”, a través de cosmovisiones impuestas, ideologizadas. Así pues, poder tendrán los padres y madres cuando corrigen a sus hijos, o el maestro en la escuela, o el macho maltratador, o los medios de comunicación cuando “informan”, etc.
3:. Fatalismo muestra cómo la estructura social, las condiciones de vida, se concretizan en la psique de las personas, ponen de manifiesto la dominación social, el binomio de opresores y oprimidos, en donde los primeros, al detentar los recursos necesarios, mantienen a los segundos en una situación que, por necesidad adaptativa, la viven e interpretan como algo natural o fruto del mandato divino [obediencia y resignación cristiana]. Con ello, la situación se perpetúa y confirma, mientras permite consolidarse al estado de las cosas, sin el recurso de la violencia
4:. Violencia el hecho objetivo, la “lógica” de la violencia, el reduccionismo conveniente para el sistema, cuando se buscan sólo explicaciones individuales o patológicas en los hechos de violencia, que dejan fuera el peso decisivo de los sistemas sociales con sus normas y las justificaciones o la ideología que se encuentra a la base de los actos de violencia. Desmontar el andamiaje argumentativo –y por tanto ideológico– que permite a unos individuos o estructuras ejercer violencia contra otros, es un deber ético esencial de la psicología social, y es precisamente en las situaciones de conflicto cuando estas narrativas saturan y moldean el imaginario social
5:. Trauma Psicosocial, como el fatalismo, es una concreción del carácter de la estructura social en el psiquismo humano. Si el fatalismo es una consecuencia de la pobreza, el trauma psicosocial lo será de la violencia bélica, del conflicto armado. Es el resultado en el psiquismo humano de la vivencia de relaciones sociales aberrantes como las que se producen durante la guerra.
Si las personas en cuanto seres sociales son el resultado de sus vínculos y procesos de influencia, en la medida en que estas relaciones sean humanizadoras, o por el contrario, deshumanizantes, así serán sus niveles
Deja una respuesta