Tras multiples experimentos con sabores relacionados a la cultura estadounidense, decidí que era el momento de regresar a un barbacoa más boricua.

Así el primer paso fue sazonar  los cuartos de pollo -muslo y cadera- con adobo criollo. Es decir un «dry rub» que los boricuas usamos para todo.

En este caso, un poco de aceite de oliva para que ayude al condimento a pegarse a las carnes y «Adobochón», un adobo que incluye las especias y hierbas básicas con que los puertorriqueños complementamos las carnes de cerdo o puerco.

En lo que el pollo se macera con el «adobochón», se prepara el barbi para cocinarlo a fuego indirecto, con unos pedazo de leña de madera de manzana para dar sabor con humor aromático.

Cuando el «barbi» está al punto, sobre 350°, pones el pollo al otro lados de las brasas por unos 20 minutos tapado con las ventanillas totalmente abiertas.

En este momentos le damos un baño de salsa para barbacoa, con guayaba, sabor que no puede ser más boricua.

Lo tapamos, y tras 10 minutos volvemos a bañar el pollo con el glaseado de guayaba.

Diez minutos más tarde, listo para servir, ¡buen provecho!