Por Gary Gutiérrez
Una de mis metas este verano, era leer “JUGANDO CON EL DERECHO: Movimientos anticoloniales puertorriqueños y la fuerza de ley”, del amigo y maestro José M. Atiles-Osoria.
Por lo convulsionado del verano del 2019, social y personalmente, no fue hasta ahora en agosto que logré llegar a esta edición de una 200 páginas publicada al comienzo del 2019 por Editora Educación Emergente.
En medio de la lectura, mi mente regresó a lo experimentado en Puerto Rico durante el mes de julio del 2019, cuando por estrategia o simplemente por costumbre, el Estado logró desarticular a una multitud que algunos calculan pudo llegar al millón de personas llevándose la controversia al Tribunal. Es decir, cuando las estructuras electorales que controlan la política del país despolitizaron los reclamos de la multitud convirtiendo los mismos en controversias legales.
Cuando digo “por estrategia o simplemente por costumbre”, me refiero a que la movida fue tan magistral, que dudo que fuera una estrategia pensada por parte de la torpe y burda claque política que administra el estado colonial.
Lo que apunta a que fue una movida cuasi natural que terminó reproduciendo lo que ya aparenta ser uso y costumbre en la Isla. Esto si tomamos como cierto el contenido de “JUGANDO CON EL DERECHO”.
El trabajo de Atiles-Osoria recoge 120 años de como el Derecho fue, y es, utilizado como herramienta de dominación por el imperio que ocupa el país. Aun cuando igualmente en ocasiones fue un arma defensiva para los movimientos anticolonialista.
Así, además de trabajar el Derecho y los Tribunales como “zona de contacto” que termina despolitizando las controversias, el uso de la historia de la resistencia anticolonial como hilo conductor, termina siendo un excelente bosquejo de las luchas anticoloniales durante el pasado siglo en Puerto Rico. Bosquejo que se complementa con el listado de referencias para quienes quieran o necesiten ampliar la información.
Dividiendo la lucha anticolonial en cinco periodos, Atiles-Osorias detalla como a lo largo del siglo XX, los movimientos anticoloniales contestatarios utilizaron o no, dependiendo de los objetivos del momento, el Derecho como “zona de contacto”.
De igual forma el doctor en sociología y filosofía del derecho detalla cómo, tanto el Estado metropolitano como la administración colonial, modifican y adaptan el Derecho, así como las reglas, para adaptarlas a sus necesidades en cada etapa.
Este libro, “JUGANDO CON EL DERECHO”, documenta desde las luchas anticolonialista, una normalización del “estado de excepción” permanente que el propio Atiles-Osorias, en su libro “APUNTES PARA ABANDONAR EL DERECHO”, ya había demostrado es la constante cuando viene la relación política entre la colonia y el imperio que ocupa el archipiélago puertorriqueño desde el 1898.
Ese proceso documentado por Atiles-Osoria explica cómo, el sistema fue exitoso desarticulando y/o despolitizando las luchas utilizando el Derecho, la criminalización o la reglamentación.
Así documenta como esa despolitización de la lucha anticolonial, durante el comienzo del siglo XXI, fue saliendo de “lo político” como “zona de contacto”, dando paso a unas nuevas definiciones de esos enfrentamientos, que él llama “de frentes comunes”. Es decir, luchas obreras, estudiantiles, comunales o ambientales. Luchas que, en muchos casos como el “Verano 2019”, terminan moviéndose, y normalizando, al Tribunal como “zona de contacto”.
Leyendo el trabajo de Atiles-Osorias deduzco con preocupación que, de igual manera, ese proceso culmina normalizando el uso de las leyes de excepción, es decir esos estatutos que circunvalan nuestros derechos, como solución a los problemas resultantes de la convivencia cotidiana de los seres humanos.
Igualmente, desde la lectura miro con preocupación que al igual que el orden colonial que, despolitiza los conflictos sociales, económicos, y de clase, criminalizando o reglamentando las acciones que les crean inconvenientes o problemas, los sectores contestatarios del país parecen comprar la tesis del “estado de excepción” proponiendo que el Estado nos recorte derechos, so color de seguridad y protección.
En fin, que independientemente de las preocupaciones que “JUGANDO CON EL DERECHO” provocaran en mí, lo importante es que este libro cumple con la regla más básica de cualquier publicación, es provocador.
Nos provoca e invita a mirar nuestros procesos sociales desde la política, mientras nos recuerda que cuando viene al llamado “Derecho”, en muchas ocasiones el mismo es más bien “torcido”.
Salud y Resistencia
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