Militar o tecnócrata, pero agente de paz no.
Por Gary Gutiérrez
Reaccionando al nombramiento de la coronela del ejército estadounidense Michelle Hernández Fraley a la dirección de la Policía de Puerto Rico, esbocé en un escrito titulado “¿Militar o agente de paz?” la disyuntiva en que, según mi visión al momento, se encontraba la nueva superintendente.
Bajo la dirección de Hernández Fraley la Uniformada pudiera seguir siendo un cuerpo de “ley y orden”. Es decir de “disciplinados regentes que [al servicio de los poderosos y del capital] se crean con la autoridad para decidir cómo el pueblo puede o no expresarse, o dónde se pueda o no ejercer el derecho “de reunión pacífica” para “solicitar una compensación por agravios gubernamentales.”
O por el contrario, pudiera ser un cuerpo donde, siendo parte del pueblo y representando sus intereses, “en vez de verse como agentes de “ley y orden”, [los uniformados] se definan como “agentes de paz social”, respetuosos del derecho a disentir y manteniendo la paz entre los sectores en conflictos.”
Dos semanas tras la publicación de mi escrito, y durante una conversación en el programa Fuego Cruzado, la militar de carrera y ahora superintendente dejó claro que apuesta a lo primero.
Ante la pregunta del panel radial, Hernández Fraley dejó claro que para ella los problemas de la uniformada no son de carácter estructural o sistémico, sino falta de una cultura de disciplina donde “las acciones tengan consecuencias”.
Es decir que para Hernández Fraley, como para los pasados superintendentes, los abusos policiacos, el híper machismo, el racismo, la xenofobia y homofobia no son las características que definen la cultura del cuerpo. Son solo ejemplos aislados producto de “manzanas podridas” a ser identificadas y neutralizadas.
Así, la nueva titular de la uniformada, parece dejar claro cuál será su política pública durante los próximos cuatro años.
Periodo en el que, partiendo de la visión que la Metrópolis impone con su autoritaria Junta para el pago de la deuda, debe ser uno de confrontaciones y aumento tanto en la violencia política, protestas y manifestaciones de los sectores más vulnerables a quiénes se le impone el costo de la crisis, como en la violencia social derivada de las presiones económicas resultantes del proceso.
Así las cosas, la pregunta tiene que ser: ¿disciplina para qué, o disciplina ante quién?
Como si sus expresiones no fueran suficientemente elocuente, el Periódico La Perla del Sur reportó el 28 de diciembre 2016 que la novel administradora de la Policía visitó a Peñuelas para reunirse con las corporaciones que insisten en violar la ley municipal depositando cenizas en esa jurisdicción.

Al salir de la reunión, y dejando claro al servicio de quién estará la uniformada que ella va a dirigir, negó reunirse con la comunidad mientras el vehículo en el que viajaba prácticamente arroyó los manifestantes que le rogaban unos minutos para explicar su postura en la controversia.
Por sus acciones les conocerás se dice que dijo aquel rabino que gran parte de la humanidad llama Dios, y para muestra con un botón basta.
Mirando desde afuera uno puede equivocarse, pero si tiene cuatro patas, rabo y ladra, uno debe preguntarse si es perro…
Tras su acciones, y sin ni siquiera haber tomado posesión del cargo, parece que Michelle Hernández Fraley es solo una tecnócrata que viene a dejar claro al servicio de quién estará la Policía bajo su dirección…
Ya el tiempo dirá… espero equivocarme.
2016-12-28 at 19:24
Muy mal comienzo para la designada superintendente de la Policía, la Col. Hernández. Tuvo la oportunidad de formalizar un diálogos con los manifestantes, aunque el mismo hubiese sido corto. Debió bajarse de su escolta, y dar cara. Si no tenía mucho tiempo comunicarlo y aprovechar la oportunidad para coordinar una reunión. Muy lamentable la actitud, pero más lamentable es que ella nos quiere ver la cara de tontejos. Dijo que solo entró a dar una vuelta por el vertedero pero no sé reunió con la gerencia que opera. ¡Por favor! Es bien difícil de creerlo.
La Policía de Puerto Rico debería crear un cuerpo de agentes pacificadores, como leí que se creo en Brasil, para evitar el abuso de parte de la Policía Militar(que en realidad no son militares) y de otros cuerpos, y entrar en un diálogo ameno con los residentes de comunidades pobres. Se la llama Unidad Pacificadora Policíaca(UPP). Son policías adistrados en la mediación de conflictos. Obviamente esto no ha sido la panacea para evitar confrontaciones entre la policía y ciudadanos, pero es un buen programa que pudiera rendir mejores frutos a largo plazo.
Ojalá que iniciativas como esas se puedan dar aquí en la Isla para evitar atropellos y poner a los agentes en contra del pueblo al que pertenecen. Sé que quizás esté soñando…
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