Por Gary Gutiérrez
Hay negocios que no son para principiantes.
Uno de esos, ubicado en la esquina noroeste de la Plaza Isabel Segunda de Ponce, es la sanwichera Thillet Dine & Deli.
De entrada usted sabe que este es un negocio “hard core” donde en la misma mesa se sientan tantos los desempleados como los profesionales. Donde igual se encuentras comensales desayunando con una Medalla, que jovencitas escolares disfrutando de un sándwich y un refresco.
Si bien esta ermita culinaria vende embutidos y quesos por libras, el santo grial son los sándwiches preparados por Michel Thillet propietario.
“Old school ponceño, baby”
Para comenzar todos los emparedados salen “con todo”, lo que para los del norte quiere decir con ensalada. “Con todo” es lechuga, Tomate, pepinillo y cebolla fresca, aderezados con mayonesa y kétchup, no con mayuketchup, con mayonesa y kétchup que no es lo mismo.
La diferencia es que al servirse separados, la mayonesa y el kétchup, cada bocado es un juego de sabores entre la aceitosa mayonesa y trazos dulce del kétchup interrumpido por la sorpresiva acidez de los pepinillos y el potente sabor de la cebolla. Es maravillosa y sabrosamente ponceño, así que no se ponga chango ni creativo, cómaselo como los prepara Thillet.
Sobre las carnes, embutidos, jamones y quesos, Thillet Dine & Deli es un altar al colesterol tradicional y al gusto criollo.
La carta incluye la jamonilla –SPAM-, salami, mortadela criolla, jamón ahumado o de cocinar como se llama en Ponce al jamón de pata; proteínas cocidas como la tocineta, los huevos y la tortillas, el bifté, el pernil, tortilla y los mariscos como el pulpo y los camarones.
Estas carnes o proteínas se combinan con quesos de verdad, no la aberración imitación producto de gelatina y aceites. Por ejemplo, hay queso de papa del que patea en la boca o manchego para los más finos.
Si bien la variedad de carnes, los quesos y los aderezos son toda una experiencia, en el Thillet Dine & Deli el pan de agua –mezcla de pan francés e italiano típico del sur de la Isla- es poco menos que perfecto.
Bajo horneado, y terminado de cocer con los jugos de las carnes en la tostadora de plancha, su textura es una combinación de corteza crocante y un interior suave maravilloso.
En fin, que si usted es un comidista probado y no un aficionado hípster o chinchorrero de nuevo cuño, le invito a pasar por la Plaza Isabel II, no se arrepentirá.
Advertencia
Si usted no es ponceño, venga prevenido, puede que no vuelva a comer sándwiches en otra parte del mundo.
He comido sándwiches memorables, el de lengua de Katz en Nueva York, el de jamón serrano en La Boquería de Barcelona, los de jamones curados y quesos sin pasterizar de las Amish en Filadelfia, el de pata y holandés en la Barra Payán de Santo Domingo, pero en ningún sitio los emparedados tiene la terminación de aderezos, aromáticos y ensalada que caracterizan el sándwich en la Perla del Sur.
Así que si usted cree que está preparado, de la vuelta por la Plaza Isabel II y pregunte por Thillet.
Pero si usted todavía ladra como cachorrito, no sea atrevido y pretenda correr con los perros. La sanwichera de Thillet no es para principiantes….
Buen Provecho.
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