Leído durante la apertura de la exposición “Entropía Ponceña” de Rolando Emmanuelli. Librería El Candil, Ponce Puerto Rico
2 de diciembre 2016
Por: Gary Gutiérrez
Foto Valeria Jean

Hoy, llegamos a esta librería convocados por las imágenes fotográficas de alguien que niega ser fotógrafo.

No es de extrañar esa negativa, pues el autor de estos trabajos, además de asegurar que no es fotógrafo, niega ser uno de los padres del internet en la ciudad, afirma no ser comunicador, tampoco se llama bloguero o podcastero, y sobre todo no hay forma de que se identifique como académico o intelectual.

Así que,  respetando esa negación me corrijo para decir que hoy llegamos a esta librería convocado por las imágenes fotográficas del amigo y maestro Rolando Emmanuelli Jiménez, abogado renacentista postmoderno que entre las muchas cosas que se empeña en “no ser”, está el hecho claro de que es un excelente fotógrafo.

Por supuesto, no voy a insultar la honesta y natural modestia que tienen aquellos que, como Rolando, han llegado al desarrollo intelectual de saber lo que no saben.

Así que, antes de entrar a conversar sobre los maravillosos trabajos que hoy nos invitan a, como enseñó aquel inmortal “no médico» argentino, ser realistas para lograr lo imposible, primero quisiera explorar el por qué el amigo Rolando insiste en no ser reconocido como fotógrafo.

Fotógrafo, según el organismo documentador de nuestra lengua, el diccionario de la Real Academia, es una  “[p]ersona que hace fotografías, especialmente como actividad profesional.

Tal vez de por ahí viene la cosa.

Como Rolando no gana dinero con sus fotos, al contrario le cuestan y créanme que sí le cuesta, el entiende que no es fotógrafo.  Claro, si fuera por eso, en la actualidad casi ninguno de los que nos dedicamos al oficio de la fotografía seríamos fotógrafos, pues son muy pocos los que hoy día tienen el privilegio de ganarse la vida o de hacer dinero como artesano del lente.

Descartada la explicación de la Real Academia, pues no nos provee respuesta al porque Rolando cree que no es fotógrafo, la contestación pudiera estar en fuentes con nuevas visiones como la Wikipedia.

Este nuevo “oráculo” creador y reproductor de la realidad postmoderna nos dice que: “[u]n fotógrafo (del griego φωτός, ‘luz’; γράφος, ‘escritor’) es aquella persona cuya actividad artística u ocupación consiste en tomar fotografías mediante el uso de una cámara u otro dispositivo capaz de almacenar una réplica bidimensional de la realidad”.

De esta manera, la siempre cambiante fuente de consulta en línea valida como fotógrafos, o fotógrafas, no solo a cualquiera que haga imágenes fotográficas, sino a los millones de “ifonógrafos” o “instagrameros” productores de fugases e impermanentes imágenes digitales cuya vida real se reduce a un instante estelar en algún perfil de una red social.

Si estas definiciones y visiones no son suficiente razón para llamar a fotógrafo a nuestro querido amigo letrado, me basta recurrir entonces al venezolano Rodrigo Abd.

Según este fotógrafo de Prensa Asociada (AP), para determinar si alguien es o no fotógrafo, «lo importante es el contenido».  Bueno, si por contenido es, entonces no hay discusión, las imágenes que nos miran desde esto monitores son suficiente prueba de que Rolando debe usar el sustantivo de fotógrafo.

Por otra parte, Pablo Acosta nos explica en su blog «Pablo y la Luz»: «[s]i no nos vale el criterio del equipo, ni el criterio comercial, ¿qué nos queda?

«Para mí, [afirma Pablo] ser fotógrafo es una actitud. Es mirar el mundo a través de una cámara. Es observar un objeto, interpretarlo y ofrecer a los demás nuestra visión. Si mi equipo es barato, sigo siendo un fotógrafo; si no consigo exponer mis fotos o venderlas, sigo siendo un fotógrafo. Ser fotógrafo es querer hacer mejores fotografías, es observar la obra de los maestros y de los compañeros, es estudiar la técnica y dedicar horas a la práctica.».

Igualmente, el o la autora anónima del blog «La fotografía Perfecta» nos explica.

«Unos dirán que es un modo de vida….otros que es una forma de canalizar nuestras inquietudes artísticas. Quizás un intento de hacer que los demás vean el mundo a través de nuestros propios ojos. En todo caso, ser fotógrafo implica la búsqueda constante de momentos únicos, íntimos y especiales. Quizás también escenas duras y violentas, por qué no. Pero toda esa búsqueda acaba con un click. Un momento maravilloso en que congelamos el tiempo con una imagen. Los sentimientos que probablemente nos surgirán al ver una fotografía es el mejor ejemplo de qué significado tiene la palabra fotógrafo. El instante captado, y no otro, nos hará entender la escena sin haberla presenciado. Nos transportará a un lugar lejano sin movernos de casa. Nos hará soñar, reír y llorar, pensar…….Nos hará sentir.»

 

Si es por hacer sentir,  entonces maestro Emmanuelli, quiéralo  usted o no, usted no solo es fotógrafo… es un excelente fotógrafo.

Al mirarme mientras miro, es decir al seguir la máxima budista de prestar atención a lo que siento al mirar estas imágenes, tomo conciencia de sentimientos como pena, coraje frustración, e incluso deseos de violencia.

Desde mi mirada influenciada por mi aspiración a ácrata, las fotos de Emannueli Jiménez me apunta al Estado y sus herramientas de control como uno de los culpables de la dolorosa realidad que se documenta en la rica gama de grises que toman formas de abandonados y deteriorados edificios.

En esas luces y sombras que van creando calles desoladas veo por un lado décadas de controladoras y desacertadas políticas de dirigismo cultural y social. Pero igualmente veo el resultado de en extremismo libertinaje económico que  basado en corruptas tomas decisiones solo benefició a unos pocos.

Mirándome mirar la gris realidad que nos mira desde estas pantallas, puedo ver la frustración provocada en mí  por esta tragedia transformada en belleza por el ojo de Emmanuelli.

Frustración, pues más allá del contenido visual que documente el deterioro físico de nuestro Ponce, me recuerda que no hice nada para ayudar a evitar este desastre. Que no me movilicé para evitar que por décadas, fueran los políticos los que determinaran el derrotero de la ciudad.  Frustración por mantener silencio mientras el pueblo,  sus organizaciones cívicas, económicas y sociales rendían su futuro ante las maquinarias electorales.

Independientemente de que usted esté o no de acuerdo conmigo, o de que usted valide o no los sentimientos que provocan en mi estas imágenes, en lo que si debe de acuerdo es en el hecho de estas imágenes nos “obligan a mirar”.  Nos obligan a ver lo que la vida diaria normaliza, el paisaje a que nos acostumbramos hasta dejar de molestarnos.

Ese es el valor de esta hermosa y a la vez trágica muestra fotográfica. Rolando Emmanuelli Jiménez cumple así con lo que para mí es la principal máxima de la fotografía, “nos obliga a mirar”.

Independientemente de qué reacción provoque en usted esta muestra. No importar si su reacción a las imágenes de Emmanuelli sea diferente a las que yo experimenté, la realidad es que en la mejor tradición de gigantes como Dorothea Lange, Margaret White, Eugene Smith, Cornell y Robert Capa, Gerda Taro, Henri Cartier-Bresson, Jack Delano, y Manolo Ramírez, con sus fotografías Emmanuelli Jiménez se convierte en profeta a la usanza de aquellos que en el Antiguo Testamento, a quien no le temblo la voz, en este caso la cámara, para interpelar tanto a los reyes como al pueblo, obligándolos a ver el resultado de sus decisiones y acciones.

Como si esa interpelación profética no fuera suficiente razón para validar esta muestra, el valor añadido de la misma radica en su utilidad como herramienta de estudio e investigación

Tomo prestadas las palabras de Félix Del Valle Gastaminza en la Conferencia Magistral leída el 29 de Octubre de 2002 en el Congreso Internacional sobre Imágenes e Investigación Social celebrado en México.

«Consideramos [dijo ante los académicos allí reunidos] que el procesamiento adecuado de las imágenes en los archivos fotográficos puede ser de gran ayuda a los investigadores, sociólogos, economistas o historiadores que necesiten las imágenes como testimonios valiosos de aspectos distintos de la historia»

Aquí están las imágenes del amigo “no fotógrafo” Rolando Emmanuelli Jiménez, nos están hablándonos. Como dijo el artesano nazareno que gran parte de la humanidad considera dios: ”Él o la que tenga oídos para oír que oiga”. Bueno, en este caso “él o la que tenga ojos para ver, que vea…”

Gracias hermano y maestro Rolando, un privilegio ser su colega.

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