Voces del Sur

 

Los muertos se visten de blanco: relato “realista y entretenido” del narcotráfico

 

Voces del Sur

 

La presentación en Ponce de la más reciente novela del abogado y escritor Hiram Lozada Pérez, Los muertos se visten de blanco, fue poco convencional, pues contó con tres comentarios desde las perspectivas criminológica, literaria y espiritista, y al final se convirtió en un conversatorio entre entusiastas que hicieron cerrar más tarde de lo usual la Librería El Candil, el pasado jueves por la noche.

Los profesores universitarios Gary Gutiérrez Renta, Beatriz Navia Antezana y Vivien Mattei Colón analizaron el texto desde tres campos de su dominio, mas coincidieron en que la obra es entretenida, de fácil y rápida lectura, y extremadamente visual.

La presentación fue auspiciada por el Ateneo de Ponce.

Gutiérrez Renta, criminólogo y ex fotoperiodista, comentó que la narración es un “realista retrato del mundo policiaco y, por ende gansteril, que coexiste en muchas de las comunidades de este Puerto Rico secuestrado por el narcotráfico”.

“La novela Los muertos se visten de blanco, que se me antoja calificar de criminología etnográfica o cultural, va dibujando en grises no solo el mundo de ‘lo criminal’, sino que paulatinamente va produciendo un retrato de la sociedad en que vivimos. Una sociedad donde el crimen y el narcotráfico es un buen negocio tanto para quienes lo trabajan, como para los que lo combaten”, evaluó el autor del libro Exclusión y violencia.

Al referirse –sin adentrarse- al aspecto espiritual de la tercera novela del autor, Gutiérrez Renta señaló que el protagonista “está enmarcado en una espiritualidad silvestre que sirve como retrato etnográfico a nuestra religiosidad popular donde las conversaciones con los que ya no están, las premoniciones y los amuletos son tan cotidianos como las catedrales y las cruces cristianas”.

Quien comentó a profundidad sobre el tratamiento del tema espiritista en el libro fue la experimentada comunicadora Vivien Mattei Colón.

“En términos generales, la manera de presentar la relación entre las dos dimensiones, encarnados y desencarnados, es bastante afín a la doctrina espírita, a la cual hace referencia en varias ocasiones, refiriéndose al bisabuelo espiritista y sus libros de Kardec”, sostuvo la relacionista profesional.

En el complicado ejercicio de comentar sin revelar detalles del relato, Mattei Colón describió cómo se presentan las relaciones entre los muertos y sus familiares vivos, y los significados del color blanco en la trama.

“La lectura de Los muertos se visten de blanco nos deja una agradable sensación de que esta convivencia entre encarnados y desencarnados es algo natural, deseable, reconfortante, necesaria para comprender la dimensión de la experiencia humana y de las más fundamentales emociones y valores como el amor, la fidelidad y la honestidad”, manifestó.

Por su parte, la socióloga y escritora Beatriz Navia Antezana elogió la construcción del relato porque, a su juicio, provoca “que no puedas dejar de leerlo”, y lo calificó de “contundente como un cuento”.

“Ese don de capturar la atención lo convierte, no en un libro más de narcotráfico, sino en una novela muy interesante sobre esta temática que nos arropa a todos”, expresó la autora de la novela Las ciudades de Lucía y el conjunto de relatos (des)Amores.
En su turno de reacción, Lozada Pérez reveló que la novela es sumamente visual porque la concibió como un guion de película.

“Los muertos se visten de blanco fue casi fácil de hacer porque no surge de otros textos ni experiencias, como mis anteriores novelas, sino que surge de imágenes en mi cabeza. Solo tuve que transformar esas imágenes en palabras”, explicó.

Lozada Pérez es autor, además, de las novelas Los días de abril y María Madiba; del poemario Poesía Necesaria; y de los libros de cuentos La desaparición de Jane Montgomery y Cuentos de los últimos días.