Fotos y Letras: Gary Gutiérrez

IMG_6686En la etapa histórica que se vive, cualquier ciudad que albergue una población de millones de personas contará con una escena culinaria más o menos atractiva. Por supuesto Santo Domingo en República Dominicana no es la excepción.

Hoy día la Ciudad Primada de América cuenta con un ambiente gastronómico estimulante y variado que incluye por ejemplo la tradicional propuesta de El Conuco, la moderna interpretación de la comida tradicional caribeña del Adrián Tropical, la exótica ambientación del Mesón de la Cava, el exquisito menú y relajado ambiente de El Gallego, así como el bohemio ambiente de la Pizzeria Bella Italia o del tapeo del Jamón-Jamón en la zona colonial.

Todos sitios turísticos con buenos y malos comentarios en las biblias cibernéticas que hoy dirigen el sendero de viajeros y turistas en todo el mundo.

Por supuesto; Santo Domingo también tiene un mundo gastronómico donde el dominicano de a pie disfruta de económicas delicias como el pollo horneado del “Provocón 4To” en Gazcue o el crocante cerdo del Chicharrón Light José Contreras al costado de El Mirador del Sur.

IMG_6681En medio de ese cambiante y exigente ambiente, un conspicuo local lleva casi sesenta años albergando a un grupo de clientes que buscan un lugar real y honesto donde celebrar la buena mesa entre amistades y buena tertulia.

El Vizcaya, en la ave. San Martín No.42 Esq. Dr. Delgado, es un tributo a esa tradición culinaria que lejos de los egos, las modas, y las tendencias en el mercado, son verdaderos templos de relaciones humanas y comunitarias.

Sus meseros, la mayoría con décadas de experiencia, no solo conocen los gustos culinarios de sus comensales, conocen y preguntan por la familia, por las clases de piano de la nena o el promedio de bateo del chiquitín que ya repunta como material de grandes ligas.

En medio de ese ambiente, el Vizcaya despliega una carta que algunos los hípsters o “foodies” de nuevo cuños llamaría “anticuada”, o  «dated”.

IMG_6682Y tal vez tengan razón, en el Vizcaya no hay sofisticadas muestras de “gastronomía molecular”, o delicadas decoraciones basadas en micro hojas recién germinadas y traídas a costos indecentes desde alguna finca orgánica llamada sustentable.

De eso no es de lo que se trata el menú del Vizcaya.

Su carta se trata de clásicos platos españoles, cuidadosamente custodiados por más de medio siglo, al tiempo que se entrelazan y juegan con los mejores ejemplo de la caribeña cocina dominicana.

Platos sencillos y simples como la Tabla de Carnes.

IMG_6680Casi una libra de cortes de cerdo y res cocidas al punto y acompañado por tostones, brécol. Simple, sabrosa y perfecta. Venga una Presidente, pero de las de verdad, no de esa “light” que beben los hípsters.

Igualmente sabrosa resulta la tradicional guinea en jerez sugerida por Carlos, uno de los más experimentados meseros en el local.

La robusta carne del ave, ablandada a la perfección se presenta aderezada con una espesa y oscura reducción del fortificado vino español, pide a gritos que se acompañe con arroz blanco.

Claro, Carlos que conoce su negocio, trajo unas rajitas de aguacate para coronar el plato. Ahora sí que la presidente tiene que ser “jumbo”.

Por supuesto, cualquiera que conoce a los dominicanos, sabe que ningún negocio de comida sobrevive seis décadas sin tener una buena carta de postres.

Vizcaya no es la excepción y para muestra con el coco horneado y el bizcocho de nueces y piña bastan. Ufff hay que bajarlos con café prieto.

En fin que Vizcaya no es el restaurante más “trendi” en la capital dominicana, ni es el más sofisticado, o el que mejor decoración tiene. Tampoco es el negocio donde la gente va a ver y ser vista.

Vizcaya solo es un lugar donde por décadas sus clientes llegan a disfrutar de una oferta gastronómica honesta servida por meseros que no solo recuerdan los nombres de sus comensales, conocen sus gustos y se los complacen.

En resumen, Vizcaya es un sitio donde comer es simplemente un acto de comunión que debe experimentar si visita la capital quisqueyana.

“Buen provecho”