Para reinventar la vida y el país:

Adoptemos resoluciones comunitarias

Por Gary Gutiérrez, publicado originalmente en http://periodicolaperla.com

Las refrescantes temperaturas matutinas, la barroca iluminación de los balcones, el sonido de uno que otro petardo, las comelatas y las fiestas, la ansiedad de comprar y mi depresión de temporada anuncian que llega el fin de otro ciclo solar que llamamos año.

La construcción de este periodo como uno dual de muerte y nacimiento, de fin y comienzo, nos ayuda a limpiar nuestra existencia, dejando atrás lo pasado y nos permite entrar con nuevas esperanzas al ciclo que comienza.

Sin embargo, para los que no fuimos bendecidos con el don del optimismo, la situación en que terminamos este año no es nada de halagadora.

Las medidas gubernamentales y la política pública neoliberal imperante en Puerto Rico producen los resultados lógicos.

Uno de estos resultados es el anuncio de crecimiento económico y el aumento de las ganancias para las empresas extranjeras en la Isla, mientras los puertorriqueños seguimos sumidos en la desesperanza de las cifras del desempleo, subempleos y empleos ilegalizados.

Esta exclusión de formas dignas de trabajo para grandes sectores de nuestra sociedad produce un paisaje social deteriorado que se caracteriza por la violencia que ya vemos como cotidiana.

Ante este desolador cuadro, recuerdo las palabras del afroamericano Cornel West y su amor por el “blues”.

“El blues no es optimista, es un canto esperanzador”, nos recuerda el intelectual y artista de hip-hop.

Buscando ese espíritu de esperanza y aprovechando este periodo marcado por el solsticio de invierno, me refugio en los rituales de revitalización de nuestros ancestros cristianos y paganos, preparando una lista de resoluciones para enfrentar el próximo curso solar que la humanidad llamará: año 2011.

Pero ante la encrucijada -producto del bloqueo mental y la intención de aportar un mensaje esperanzador sin caer en el “optimismo mágico” que nos advierte la profesora Vivien Mattei- decido buscar ayuda en mi biblioteca.

La respuesta a mi disyuntiva la encuentro en una conferencia que el sociólogo español Manuel Castells ofreció en la Universidad de Oxford y donde nos invita a redefinir  la economía ante la crisis del capitalismo, eligiendo un estilo de vida no comercial, donde se devalúe el “plástico” (crédito) y se valore la vida, reevaluando el valor de uso sobre el valor de cambio.

Qué mejor resolución para el año 2011 que aspirar a redefinir nuestra sociedad a una más solidaria y democrática.

La receta de Castell que ahora tomo y redefino como hoja de resoluciones comienza con una invitación a crear una nueva lista de compras, que debe incluir la toma de consciencia de a quién se le compra.

De igual forma incluye el crear o auspiciar cooperativas de productores -como suplidores de esa nueva lista de consumo- que operan sobre principios diferentes, como el principio de “fair market”.

Las sugerencias incluyen además desarrollar y fomentar la agricultura urbana, de huertos caseros o huertos comunitarios o escolares.

También establecer redes alternas de comunicación y mercadeo, además del uso del internet para comerciar con valores o servicios -nuevamente- que se basen en el principio de “fair market”.

Asimismo, respetar y entender a los que optan por la vida en comunas, para hacerles frente a los costos de la vivienda.

No se refiere a las comunas de los años 60’s, sino a grupos de cuatro o cinco jóvenes que se unen para poder pagar una vivienda digna, sobre todo en las grandes ciudades.

Incluso, desarrollar cambios en el sistema de transportación, carriles compartidos para bicicletas en los centros urbanos, movimiento de masa crítica como movimiento contestatario frente al carro que en el tránsito de ciertas ciudades es más rápido y que impulsan la creación de nuevas formas de negocio, como cafés en medio de los carriles,  además que reduce la contaminación y es más saludable.

Las sugerencias también abarcan fomentar el surgimiento y uso de una banca comunitaria o cooperativas de ahorro que inviertan en las propias comunidades y que sirvan de apoyo financiero  a esas mismas comunidades. Estas pueden ser con respaldo gubernamental.

De igual forma, establecer servicios sociales voluntarios que provean servicios de salud, psicológicos o legales, entre otros que ya existen, y desarrollar redes de consejería dirigidas a promover la salud mental, incluyendo reducción en las adicciones a las drogas legales e ilegales y promover mejores hábitos de vida.

Por último, Castell nos invita a ser solidarios y basarnos en el sistema  “Peer to peer”  para compartir  productos culturales y tecnológicos, aplicando la cultura y la ética del “Hacker” y el “freeware” que estimulan la pasión por la innovación sobre la ganancia.

Obviamente estas, como todas las resoluciones de fin de año, no parecen fáciles de cumplir.

No obstante, el solo aspirar a cumplir algunas de ellas puede ser el paso que redefina su vida y su comunidad.

Felices fiestas…

(El autor es criminólogo, profesor universitario y columnista de La Perla del Sur. Para preguntas o comentarios puede escribir a garygutierrezpr@aol.com Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla )

29 de diciembre de 2010